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El sueño desempeña un papel importante en el crecimiento y el desarrollo de los niños. En concreto, dormir lo suficiente es fundamental para garantizar que sus mentes y cuerpos funcionen de forma óptima.
Lea más sobre cómo el sueño afecta la salud mental de los niños, qué sucede cuando los niños no duermen lo suficiente y consejos para garantizar que duerman lo suficiente cada noche.
Índice
Por qué es importante que los niños tengan un sueño de buena calidad
Los padres primerizos suelen comentar que respetar el horario de siesta de su bebé les facilita el día. Un bebé feliz y descansado significa padres felices y descansados.
Además, como adultos, todos hemos pasado por mañanas horribles en las que no hemos podido descansar bien. Nos sentimos aturdidos, nos falta concentración, estamos irritables y tenemos problemas para empezar el día. Estos efectos directos se producen en los niños y afectan a su desarrollo mental.
Las investigaciones demuestran que el sueño es importante para establecer un desarrollo cognitivo y psicosocial saludable. Influye en el estado de alerta, la concentración, la regulación del estado de ánimo, la capacidad de recuperación, la capacidad de aprendizaje, la función de la memoria, el control emocional y la adquisición de vocabulario del niño.
Impacto de los problemas de sueño en la salud mental de los niños
Un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) mostró que entre 2016 y 2018, se estima que un tercio de los niños de entre cuatro meses y 17 años no cumplieron con las recomendaciones de sueño para su edad.
Desde los primeros años de vida hasta la adolescencia, un niño que no tiene un sueño reparador puede sufrir consecuencias para su salud mental, incluido un mayor riesgo de tener problemas de atención y comportamiento, mala salud mental y un desarrollo cognitivo deficiente.
Primeros años
Existe una relación entre el sueño y el desarrollo cognitivo y del lenguaje en bebés y niños pequeños.
Un estudio analizó la cantidad de veces que los bebés de 10 meses se despertaban durante el sueño y su asociación con el desarrollo de su salud mental utilizando las puntuaciones del Índice de Desarrollo Mental (MDI) de la Escala Bayley de Desarrollo de Bebés y Niños Pequeños (BSID-II, por sus siglas en inglés). Se demostró que el aumento de los despertares se asociaba con una puntuación más baja.
Otro estudio analizó los patrones de sueño de niños de entre 11 y 13 meses. Utilizando el Cuestionario de Edades y Etapas y la actigrafía del sueño (un dispositivo que mide la actividad motora) para recopilar datos, demostró que una mayor duración del sueño y una mejor eficiencia del sueño por la noche estaban relacionadas con mayores habilidades cognitivas para la resolución de problemas.
Por último, un estudio longitudinal de gemelos que realizó un seguimiento a los 6, 18 y 30 meses de edad reveló que la mala consolidación del sueño durante los primeros 2 años de vida tenía una relación significativa con una disminución de las habilidades lingüísticas y del aprendizaje en la niñez posterior.
Preadolescentes
La mayoría de los padres han pasado por mañanas difíciles con un niño que no ha podido descansar bien por la noche. Puede estar de mal humor, ser hiperactivo y propenso a sufrir crisis nerviosas.
Un estudio comparó la calidad del sueño, las conductas típicas del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y la falta de atención cognitiva entre niños de 5 a 11 años con y sin trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Se descubrió que la falta de sueño empeora el control de la atención en los niños con TDAH e imita el comportamiento de los niños sin TDAH. Se destacó que los subgrupos de desarrollo se ven afectados por la mala calidad del sueño de diferentes maneras y que las buenas prácticas de higiene del sueño son cruciales para todos los niños.
La falta de sueño también puede afectar la disposición del niño a asistir a la escuela. Un estudio transversal analizó los trastornos del sueño y el rechazo a la escuela en niños de 8 a 11 años.
Los resultados determinaron que los niños con insomnio, como dificultades para permanecer dormidos, parasomnias, como pesadillas y terrores nocturnos , y somnolencia diurna tenían más probabilidades de presentar conductas de rechazo escolar que los niños sin problemas de sueño. Las conductas de rechazo escolar se asociaron con trastornos de ansiedad o depresión y trastorno de ansiedad por separación.
Adolescentes
Desde la presión académica, los desafíos emocionales, las luchas de identidad y la pubertad hasta las expectativas sociales, los adolescentes experimentan un conjunto complejo de desafíos y estrés. Es de suma importancia que duerman lo suficiente durante esta etapa de rápido crecimiento y desarrollo.
Un estudio australiano examinó a adolescentes de 7.º a 12.º grado con una edad media de 15,78 años para examinar la relación entre los síntomas depresivos y la calidad y duración del sueño. Se descubrió que una duración de sueño corta y una mala calidad del sueño estaban significativamente asociadas con los síntomas depresivos en todas las edades.
La falta de sueño entre los adolescentes puede tener graves consecuencias. Un estudio chino examinó la relación entre los problemas de sueño y el riesgo de suicidio entre los adolescentes (edad media de 14,6 años).
Mediante un cuestionario autoadministrado, los resultados mostraron que dormir menos de 8 horas y tener pesadillas frecuentes se asociaban significativamente con un mayor riesgo de intentos de suicidio. Se concluyó que abordar los problemas de sueño puede tener un papel importante en la prevención del suicidio entre los adolescentes.
Consejos para promover un sueño saludable en los niños
La Academia Estadounidense de Medicina del Sueño ofrece las siguientes recomendaciones sobre el sueño para una salud óptima en los niños:
- Bebés (de 4 a 12 meses) : un total de 12 a 16 horas por día, incluidas las siestas.
- Niños (de 12 meses a 24 meses): Un total de 11 a 14 horas por día, incluidas las siestas.
- Niños (3 a 5 años): Un total de 10 a 13 horas por día, incluidas las siestas.
- Niños (6 a 12 años): 9 a 12 horas diarias
- Adolescentes (13 a 18 años): 8 a 10 horas diarias
Para ayudar a cumplir con estos requisitos, aquí hay algunos consejos para promover un sueño saludable en su hijo:
- Priorizar el sueño en familia: la mejor manera de enseñarle a un niño hábitos saludables es ser un modelo a seguir. Dar un buen ejemplo yendo a la cama siempre a la misma hora y haciendo del sueño una parte esencial de su vida. Es probable que su hijo siga sus pasos.
- Muévase durante el día: mantenerse activo puede mejorar la calidad de su sueño. Salga a caminar al parque con sus hijos y busque maneras de hacer que el ejercicio sea divertido para toda la familia.
- Controle el tiempo que pasa frente a una pantalla: trate de evitar el tiempo que pasa frente a una pantalla durante una hora antes de acostarse. Esto incluye televisores, teléfonos, computadoras y tabletas. Esto puede ayudar a los niños a relajarse y calmar sus mentes mientras se preparan para dormir.
- Cree un entorno propicio para dormir: mantener los dormitorios frescos, oscuros y tranquilos puede ayudar a inducir el sueño en los niños. Minimice la cantidad de juguetes en su cama. Separe su área de juego de su área de descanso.
Asegúrese de informar al médico de su hijo sobre cualquier problema de sueño que note en su hijo. Estos pueden incluir el rechazo a ir a la cama, los ronquidos, la dificultad para conciliar el sueño, las pesadillas frecuentes, la apnea del sueño y el hecho de que se levante durante la noche. El médico puede ofrecerle orientación y opciones de tratamiento para garantizar que su hijo descanse lo suficiente.
El sueño desempeña un papel importante en la salud y el bienestar general de su hijo. Enseñar buenos hábitos de sueño desde temprano puede tener un gran impacto en el resto de su vida. Nunca es demasiado tarde para comenzar a crear una mejor rutina de sueño para nosotros y para la próxima generación.