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Si usted es padre o ser querido de alguien con trastorno del espectro autista (TEA), es posible que se haya preguntado qué lo causa. Sin embargo, esta pregunta no tiene una respuesta sencilla porque no existe una única causa del TEA.
Las investigaciones indican que existen ciertos factores de riesgo que hacen que algunas personas tengan un riesgo mayor de desarrollar la enfermedad que otras. Entre los factores de riesgo se incluyen tener un familiar que también haya sido diagnosticado con la enfermedad, factores ambientales como la contaminación severa y haber nacido de forma prematura.
Índice
Factores de riesgo del cerebro y el cuerpo
Echemos un vistazo a algunos factores de riesgo que podrían aumentar la probabilidad de tener autismo.
Forma y crecimiento del cerebro durante el desarrollo
Los escáneres cerebrales de personas con autismo muestran que existen diferencias en ciertas estructuras cerebrales en comparación con las personas neurotípicas.
Durante la primera infancia, el cerebro de los niños con autismo crece más rápido de lo normal. También pueden tener conexiones deficientes entre las células cerebrales. En los niños sin autismo, un proceso llamado poda (en el que el cerebro se deshace de las conexiones que no son necesarias para hacer lugar a las conexiones importantes) no se produce con tanta eficacia en los niños con autismo.
Infección durante el embarazo
Algunas investigaciones indican que el embarazo es un momento en el que el niño puede ser susceptible de desarrollar TEA. Se ha pensado que las infecciones bacterianas durante el embarazo aumentan el riesgo de que el feto desarrolle TEA, pero se trata de una asociación leve y en la mayoría de los casos no influye en el desarrollo de esta afección.
Historial familiar y genética
Las investigaciones muestran que los antecedentes familiares y la genética influyen en el desarrollo de la enfermedad. También pueden influir las complicaciones durante el embarazo o el hecho de tener hijos en etapas posteriores de la vida.
Familias con antecedentes de TEA
Los niños con antecedentes familiares de este trastorno tienen un mayor riesgo de desarrollarlo. Incluso si ambos padres de un niño no tienen TEA, podrían ser portadores de cambios genéticos que causan autismo y pueden transmitirse al niño.
Cuando a un niño se le diagnostica TEA, el siguiente hijo podría tener hasta un 20 % de probabilidades de desarrollar la enfermedad. Y si los dos primeros hijos de una familia tienen TEA, el tercer hijo tiene aproximadamente un 32 % de probabilidades de desarrollar la enfermedad.
No se entiende por completo cómo se transmite el trastorno a lo largo de las generaciones. Es imposible predecir quién desarrollará o no TEA en una familia con antecedentes de la enfermedad. Un metaanálisis de estudios sobre cómo influye la genética en el desarrollo del TEA en gemelos determinó que la heredabilidad general del TEA oscila entre el 64 % y el 91 %.
La neurexina 1 es un gen que todos tenemos y que desempeña un papel fundamental en la comunicación en el cerebro. Algunas investigaciones muestran que las alteraciones de este gen influyen en el desarrollo del autismo. Sin embargo, no hay pruebas que respalden que las alteraciones de este gen por sí solas sean capaces de causar autismo.
Hay algunas evidencias que sugieren que varios genes podrían estar involucrados en el TEA. El TEA a veces se asocia con otros trastornos del desarrollo neurológico, como el síndrome de Down y el síndrome del cromosoma X frágil. Además, el gen Reelin, que desempeña un papel importante en la laminación del cerebro durante el embarazo, se ha asociado con el autismo.
Tener hijos más tarde en la vida
Los padres que no tienen antecedentes familiares de la enfermedad pero comienzan a tener hijos a una edad avanzada tienen un mayor riesgo de que sus hijos desarrollen TEA.
Complicaciones del embarazo
Las complicaciones del embarazo, como los embarazos múltiples y los embarazos prematuros, también son factores que contribuyen. Además, algunas investigaciones indican que los embarazos con menos de un año de diferencia también podrían poner al niño en riesgo de desarrollar TEA.
Factores de riesgo ambientales
Ciertas influencias ambientales podrían aumentar el riesgo de que una persona desarrolle TEA. Además, las personas que ya están genéticamente predispuestas a la enfermedad corren un riesgo aún mayor cuando se exponen a estos factores ambientales.
Los factores ambientales también suelen incluir los acontecimientos que ocurren después de que una persona está embarazada. Por ejemplo, algunas pruebas muestran que ciertos anticonvulsivos tomados durante el embarazo pueden provocar el desarrollo de TEA en el niño.
La gran mayoría de las investigaciones sobre las causas del TEA se centran en su relación con los antecedentes familiares y la genética. Sin embargo, los niños pequeños están expuestos a miles de materiales tóxicos en la primera infancia y durante el embarazo.
Factores de riesgo del estilo de vida
Antes se creía que ciertas vacunas podían causar TEA. Sin embargo, una amplia investigación ha examinado esta teoría y se ha demostrado que ninguna vacuna puede causar TEA.
El TEA comienza a manifestarse a partir de los 18 meses , y debido a que muchos niños reciben distintos tipos de vacunas en esos primeros años, el desarrollo del TEA se ha vinculado erróneamente con la toma de vacunas.
Antes de que se investigaran más las causas del TEA, a menudo se culpaba a los padres de niños con TEA de causar la enfermedad. Algunas personas incluso afirmaban que la falta de atención y cuidado por parte de los padres de un niño con TEA podía causar la enfermedad. Esto no es cierto, y décadas de investigación han seguido desmintiendo estas teorías.
Esta teoría prevaleció entre las décadas de 1950 y 1970, cuando la gente tenía muy poca comprensión del TEA y confundía la condición con un trastorno psicológico en lugar de un trastorno cerebral del desarrollo neurológico.
Nadie puede señalar una única causa para el TEA, pero nunca es culpa de los padres cuando se desarrolla la enfermedad.