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El koro es el miedo a que los genitales se encojan y se retraigan hacia el interior del cuerpo. A veces se hace referencia al koro como síndrome de retracción genital. Se han reportado casos de este miedo en todo el mundo, en Asia, África, Europa y los EE. UU. Las mujeres ocasionalmente sufren una variación del koro en la que creen que sus pezones se están retrayendo. Curiosamente, el koro a menudo aparece como una epidemia en la que se informan múltiples casos simultáneamente dentro de un área geográfica específica.
Índice
Síntomas
Identificado por primera vez en la antigua China, el koro casi siempre sigue un patrón idéntico. El paciente experimenta primero una sensación de hormigueo en los genitales, seguida de un ataque de pánico de inicio rápido. Esto conduce rápidamente a un miedo repentino y generalizado de que los genitales estén desapareciendo. En Asia, este miedo casi siempre va acompañado de un miedo inminente a la muerte , aunque este elemento a menudo no se menciona en los informes de otras partes del mundo. El paciente normalmente pide a amigos o familiares que manipulen físicamente sus genitales para evitar que se retraigan, lo que a veces provoca lesiones. La ansiedad disminuye rápidamente cuando se utiliza un tratamiento culturalmente aceptable, desde el exorcismo hasta las pociones.
Causas
El koro se ha descrito como un trastorno de pánico que se centra en los genitales. Parece estar muy influido por creencias culturales, lo que podría explicar por qué las epidemias son tan comunes. Por ejemplo, en algunos brotes en África occidental, los afectados creían que, en lugar de retraerse hacia el interior de sus cuerpos, sus genitales estaban siendo robados por razones ocultas. Durante la “época de las quemas” de la Europa medieval, se responsabilizaba a las brujas de las retracciones genitales en la población local. Los síntomas remitían cuando se apaciguaba a las brujas.
La moral personal y cultural, la doctrina religiosa y el estado de salud mental actual suelen desempeñar un papel en los casos individuales. Un estudio de 2008 publicado en el Journal of German Psychology descubrió que muchos pacientes informaron de un encuentro sexual reciente que les hizo sentir incómodos, como una relación extramatrimonial. Algunos tenían antecedentes de preocupación por sus genitales. Algunos informaron de altos niveles de miedo, culpa o vergüenza. Otros eran inmaduros y carecían de confianza sexual. Aún así, otros tenían un trastorno de salud mental existente o antecedentes de abuso de sustancias. Aunque los detalles varían para cada caso, parece que el mayor riesgo de padecer koro existe en personas que ya experimentan miedo, ansiedad o culpa.
Tratos
Los tratamientos indígenas para el koro varían enormemente y suelen estar influidos por los acontecimientos actuales. Por ejemplo, se puede atribuir un brote a una fuerza invasora o a un rival individual. En estas situaciones, a veces se recomienda derrotar al enemigo. En otros casos, el tratamiento indígena puede incluir un exorcismo, descanso, tratamientos a base de hierbas u otras prácticas curativas.
En el mundo occidental, el koro suele tratarse como una fobia específica y se suelen recetar antidepresivos . Algunas investigaciones muestran que los antipsicóticos a veces son útiles para reducir los síntomas. Si sufres de koro, la terapia de conversación puede ayudarte a aprender formas nuevas y más saludables de relacionarte con tu cuerpo.
Dado que es común que las personas que tienen este miedo tengan otras afecciones, los profesionales de la salud mental occidentales suelen realizar un estudio completo para determinar exactamente qué factores intervienen. En muchos casos, tratar la afección subyacente también hace que los síntomas del koro disminuyan.
También es importante descartar causas físicas de los síntomas del koro. El dolor, el hormigueo y otros síntomas físicos son comunes en el koro, pero también podrían indicar una afección fisiológica subyacente. Es una buena idea visitar al urólogo si experimenta estos síntomas.