Cómo afrontar la ansiedad en el gimnasio

Gimnasia

Imágenes de Dave y Les Jacobs/Getty

La ansiedad por ir al gimnasio es común cuando empiezas a hacer ejercicio en un lugar nuevo. Si eres estudiante, es posible que también tengas miedo de la clase de gimnasia en la escuela. Por otro lado, para quienes padecen trastorno de ansiedad social (TAS), el miedo a ir al gimnasio o asistir a clases de gimnasia puede ser tan grave que interfiere con el simple hecho de pasar el día.

Imagínese que la idea de una próxima sesión de gimnasio o una clase de educación física lo deja tan angustiado que se le hace un nudo en el estómago o experimenta un ataque de pánico. Para algunas personas con ansiedad social, hacer ejercicio en público o ir a una clase de gimnasio podría desencadenar sus síntomas.

De un vistazo

Es normal sentirse nervioso por hacer ejercicio en un nuevo gimnasio, pero para algunas personas este miedo puede convertirse en ansiedad. Si tienes ansiedad social, es posible que tengas un mayor riesgo. La ansiedad en el gimnasio, a veces denominada “intimidación en el gimnasio”, suele surgir del miedo a lo desconocido, el miedo a ser observado o la sensación de inseguridad sobre qué hacer en el gimnasio. Si la idea de ir al gimnasio te hace sentir tembloroso y nervioso, existen estrategias que pueden ayudarte a sentirte más a gusto.

Signos y síntomas de ansiedad en el gimnasio

Si bien la experiencia de la ansiedad en el gimnasio puede ser diferente para cada persona, a menudo implica sentir síntomas como:

  • Frecuencia cardíaca rápida
  • Tensión muscular
  • Sentimientos de miedo
  • Preocupación excesiva
  • Opresión en el pecho
  • Dificultad para respirar

Las conductas de evitación también son comunes. Las personas con ansiedad por ir al gimnasio pueden evitarlo por completo o solo ser capaces de hacer ejercicio cuando hay pocas personas presentes.

¿Qué desencadena la ansiedad en el gimnasio?

Muchos aspectos de una clase típica de gimnasia o de educación física son lo suficientemente intimidantes para la persona promedio. Estos podrían incluir:

  • Cambiando delante de la gente
  • Sentirse intimidado por personas que están en mejor forma
  • Problemas al utilizar el equipo
  • Sentir como si la gente te estuviera mirando
  • Tiene problemas para asistir a clases grupales
  • Tener ansiedad por la sudoración u otros efectos secundarios del ejercicio.
  • Preocuparse por hacer una pequeña charla
  • Experimentar ansiedad al usar un baño público
  • Tener una mala imagen corporal
  • Sentirse incómodo con multitudes o grupos grandes de personas.

Las personas con ansiedad social pueden ser más propensas a sufrir ansiedad en el gimnasio. El trastorno de ansiedad social es una afección que implica un miedo excesivo e irracional a ser observado, juzgado o avergonzado.

Un estudio descubrió que, si bien muchas mujeres conocían los beneficios del entrenamiento de resistencia, muchas lo evitaban porque pensaban que cómo las percibirían los demás.

Algunas de las razones que se citaron comúnmente incluyeron:

  • Sentirse descoordinado durante el ejercicio
  • Sentirse intimidado e incómodo
  • No saber cómo utilizar el equipo o qué hacer en el gimnasio.
  • Preocuparse por la imagen corporal y parecer poco atlético
  • Preocuparse por sudar delante de otras personas

Algunas áreas del gimnasio pueden resultar intimidantes para algunas personas. Un estudio reveló que las mujeres tienden a evitar las áreas del gimnasio dominadas por hombres (como la sala de pesas).

Cómo afrontar la ansiedad en el gimnasio

Los métodos para afrontar la ansiedad social en el gimnasio se dividen en cinco grandes categorías: gestionar los pensamientos negativos, generar confianza, exposición gradual, obtener ayuda y elegir alternativas.

Gestionar los pensamientos

La terapia para el trastorno de ansiedad social implica controlar los procesos de pensamiento negativos que mantienen viva la ansiedad. Utilice este método de examinar la evidencia de que el pensamiento es verdadero o falso para ayudarle a cuestionarlo y luego reemplazarlo con un pensamiento más realista y útil que le ayude a afrontar la situación de las siguientes maneras.

Pensamientos ansiosos

  • “Todo el mundo me mira fijamente. Deben pensar que estoy gorda y fuera de forma”.

  • “Me siento tan ansioso que no puedo hacer este entrenamiento”.

  • “¿Qué estoy haciendo aquí? No pertenezco a este lugar, no puedo hacer esto”.

Pensamientos realistas

  • “Todos están concentrados en sí mismos y en su propio entrenamiento”.

  • Puedo hacerlo. Sigue contando las repeticiones y haz lo mejor que pueda”.

  • “Me propuse ponerme en mejor forma y estoy trabajando para lograrlo”.

Tus pensamientos afectan tus emociones y conductas, por lo que si tienes pensamientos negativos o que no te ayudan, te sentirás peor. Cuestionar y cambiar esos pensamientos para que sean más positivos o útiles puede ayudarte a sentirte mejor.

Desarrollar la confianza

Aumente su confianza para ir al gimnasio con estas cuatro sencillas medidas:

  • Sigue adelante . Cuanto más vayas al gimnasio, más fácil te resultará cada vez. Lo contrario también es cierto, especialmente con la ansiedad: cuanto más evites una situación, más ansiedad te provocará.
  • Investiga con anticipación sobre los equipos del gimnasio para que te sientas menos intimidado y estés familiarizado con el propósito de cada uno. O ve con un amigo que ya sepa cómo usarlo. La ansiedad a menudo surge del miedo a lo desconocido, por lo que investigar o solicitar la ayuda de otra persona puede ayudarte a sentirte más cómodo (¡y menos ansioso!).
  • Date cuenta de que tu confianza aumentará cuanto más ejercicio hagas y te vuelvas más activo y en forma físicamente.
  • Compra ropa de gimnasio que te haga sentir seguro , que te guste usar y que te facilite el ejercicio.

También puedes empezar a exponerte lentamente a la situación para ayudar a aliviar la ansiedad y ganar confianza. Comienza investigando sobre gimnasios y quizás pases caminando o en coche por delante de ellos. A continuación, prueba a ir al gimnasio y pedir que te hagan una visita guiada.

El objetivo es que te familiarices con el entorno, el equipo y el acto mismo de hacer ejercicio en el gimnasio. Una vez que te sientas más cómodo en el entorno, podrás empezar a utilizar el equipo y a tomar clases. 

Si el vestuario es lo que desencadena tu ansiedad en el gimnasio, planificar con anticipación puede ayudarte. En lugar de cambiarte en el gimnasio, llega a tu entrenamiento ya vestido para entrenar. Después, puedes ponerte una chaqueta sobre la ropa de gimnasio y volver a casa para ducharte y cambiarte.

Exposición gradual

Numerosos estudios han demostrado la eficacia que puede tener el ejercicio para aliviar la ansiedad.  Cuando te estés acostumbrando a un nuevo gimnasio, sé amable contigo mismo. Exponte gradualmente a nuevas situaciones para que la ansiedad pueda disminuir y, con el tiempo, tu confianza aumente.

  • Considere ir en horarios de menor afluencia al principio, para evitar grandes multitudes.
  • Al principio, use auriculares y escuche música o audiolibros para ayudar a controlar la ansiedad.
  • Haz una jerarquía de cosas a lograr, desde las más pequeñas a las más grandes, y elimina todas las expectativas que estén más allá de la etapa actual en la que te encuentras en esta lista.

Ejemplos de objetivos para alcanzar en el gimnasio

Tu lista puede ser diferente dependiendo de lo que te genere más ansiedad:

  • Ve al gimnasio y camina un poco.
  • Haga ejercicio en una máquina durante 10 minutos y luego retírese.
  • Saluda o charla un poco con otro miembro del gimnasio.
  • Toma una clase grupal, como Zumba o yoga. El yoga puede ser una excelente opción para las personas con ansiedad.

Obtener ayuda

Si aún te cuesta encontrar tu lugar, ve al gimnasio con alguien que ya sepa cómo moverse o apúntate a sesiones con un entrenador personal para recibir una orientación adecuada. También puedes intentar buscar alternativas al gimnasio, como una aplicación o un entrenamiento en casa que puedas hacer en su lugar. Muchas clases y gimnasios ahora ofrecen clases en línea.

Elija alternativas

Si no te gusta hacer ejercicio en el gimnasio, piensa en otras actividades que puedas hacer, como hacer ejercicio en casa. Otras ideas son caminar, correr, andar en bicicleta o nadar. ¡Cualquier actividad que haga que tu cuerpo se mueva y tu corazón lata más rápido puede considerarse ejercicio!

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) establecen que los adultos necesitan al menos 150 minutos de actividad física de intensidad moderada cada semana, así como dos días de ejercicio para fortalecer los músculos.

Ansiedad por la clase de gimnasia

La ansiedad en el gimnasio no se limita a los adultos. Muchos niños y adolescentes también sufren ansiedad social ante la idea de participar en una clase de educación física.  Algunos de los desencadenantes de esta ansiedad pueden incluir:

  • Ser consciente de su peso /cambios en su cuerpo
  • Preocuparse por cometer un error mientras se juega en un equipo
  • Ser elegido último durante las selecciones de equipo
  • Ser acosado por otros estudiantes
  • Falta de confianza en su capacidad física

Si le han diagnosticado trastorno afectivo estacional, pídale a sus padres que organicen una reunión con el profesor de educación física, el consejero vocacional, el director y/o el psicólogo escolar.

En esta reunión, puedes hablar sobre alternativas como programas de ejercicios individuales o créditos por ejercicios realizados en tu casa o en lugares fuera de la escuela. Como padre, puedes ayudar practicando deportes con tu hijo que sabes que pronto practicará en la clase de educación física.

Además, hable con su hijo adolescente sobre lo bueno y lo terapéutico que es reírse de uno mismo, y que intentarlo es más importante que ser el mejor en un deporte. Ayude a su hijo/adolescente a encontrar actividades físicas que realmente disfrute para desarrollar confianza y amor por el ejercicio.

¿Puede el ejercicio ayudar con la ansiedad?

Con toda la ansiedad que provoca, es posible que te preguntes si vale la pena ir al gimnasio o a la clase de educación física. La buena noticia es que el ejercicio puede ayudar a aliviar la ansiedad e incluso puede ayudar a protegerte contra la ansiedad futura.

El ejercicio puede ser muy beneficioso para la ansiedad por varias razones: puede reducir las hormonas del estrés, mejorar la confianza y ayudar a crear una barrera contra el estrés.

Una revisión de 2020 concluyó que la actividad física puede ayudar a proteger contra la ansiedad y que hacer ejercicio con regularidad puede reducir significativamente los síntomas de ansiedad. Se demostraron beneficios adicionales para las personas con trastorno afectivo estacional que combinaron el ejercicio con terapia cognitivo-conductual grupal.

Parece que el ejercicio puede ser una mejor opción si se lo complementa con el tratamiento habitual para el trastorno de ansiedad social, y no necesariamente como reemplazo  de la terapia o la medicación. Pero cuando se lo agrega a estos tratamientos tradicionales, puede haber algún beneficio adicional.

Tratamientos para la ansiedad en el gimnasio

A veces, la ansiedad en el gimnasio puede ser parte de un problema más grave, como la ansiedad social u otro tipo de trastorno de ansiedad. Si los sentimientos de ansiedad interfieren con tu capacidad para hacer las cosas que quieres hacer en la vida (como ir al gimnasio y hacer ejercicio), habla con tu médico o con un profesional de la salud mental.

La ansiedad es una enfermedad tratable. Su médico puede recomendarle terapia, medicación o una combinación de ambas. Los tipos de terapia que pueden resultar útiles incluyen:

  • Terapia cognitivo conductual (TCC) : este tipo de tratamiento puede ayudarle a reconocer los patrones de pensamiento negativos que le impiden sentirse cómodo en el gimnasio. Reemplazar dichos pensamientos por otros que sean más positivos y realistas puede ayudarle a sentirse más seguro cuando esté en el gimnasio.
  • Terapia de aceptación y compromiso (ACT) : este enfoque se centra más en ayudarte a aceptar los pensamientos y emociones incómodos. También incorpora la atención plena, que puede ayudarte a sentirte menos ansioso en el momento.
  • Terapia de exposición : Enfrentar tus miedos puede ser fundamental para superarlos, y eso es precisamente lo que busca la terapia de exposición. Dar pequeños pasos, como imaginarte en el gimnasio, hacer un recorrido por el gimnasio y, con el tiempo, ir avanzando hasta llegar a tomar una clase, puede ayudar a que la ansiedad en el gimnasio desaparezca gradualmente.

Si este paso te parece demasiado difícil, también puedes empezar leyendo libros de autoayuda sobre el tema para aprender más sobre las diferentes terapias disponibles y, eventualmente, ir avanzando hasta recibir ayuda externa.

14 fuentes
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