Esta es la razón por la que te da escalofríos al escuchar tu canción favorita

Dibujo de una mujer sentada en un flotador escuchando música.

Muy bien / Bailey Mariner

 


Puntos clave

  • Las investigaciones sugieren que al menos el 55% de las personas experimentan escalofríos placenteros mientras escuchan la música que disfrutan.
  • Un estudio reciente examinó más a fondo este fenómeno para mostrar cómo la música activa los centros de placer y recompensa del cerebro, lo que plantea la cuestión del papel de la música en la evolución humana.
  • Teniendo en cuenta estas propiedades primarias, escuchar música puede considerarse un acto de cuidado personal que refuerza el sistema inmunológico y ayuda a aliviar la ansiedad y la depresión.

Tienes los auriculares puestos, absorto en una canción, cuando un estribillo particularmente potente o un corte instrumental te provoca un hormigueo en los brazos y las piernas. O tal vez se te eriza el vello de la nuca. Si conoces alguna versión de esta sensación, te unes al 55% a 90% de los humanos que experimentan la sensación física de escalofríos musicales. 

Es un fenómeno que puede ocurrir durante la música en vivo o grabada, ya sea nueva o conocida, y ha sido bien documentado a lo largo de los años. Pero persiste una pregunta: ¿por qué sucede?

Los investigadores se han propuesto encontrar la respuesta, y un estudio reciente publicado en Frontiers in Neuroscience centrado en mapear la actividad eléctrica del cerebro durante los escalofríos musicales arroja más luz sobre cómo la música puede activar los centros de placer y recompensa del cerebro. 

El estudio

Un grupo de neurocientíficos de Francia utilizó la electroencefalografía de alta densidad (EEG-HD) para ilustrar los patrones de actividad cerebral cuando las personas se someten a escalofríos musicales placenteros. Participaron dieciocho voluntarios, 11 mujeres y siete hombres. Todos ellos informaron haber experimentado escalofríos durante la escucha de música agradable antes del estudio.

Mediante el uso de electroencefalogramas de alta definición, se colocaron electrodos en una gran zona del cuero cabelludo de los participantes para escanear y medir la actividad eléctrica del cerebro. Una vez conectados, cada participante escuchó cinco fragmentos musicales escalofriantes que habían proporcionado, así como tres fragmentos neutrales adicionales seleccionados por los investigadores, y se les pidió que informaran sobre su placer emocional.

Lo hicieron presionando continuamente uno de los cuatro botones correspondientes a la intensidad de la experiencia (neutral, placer bajo, placer alto, escalofríos). Un “evento de escalofríos” se definió como un placer emocional alto en combinación con una sensación física de piel de gallina, sensaciones de hormigueo, erización del cabello o escalofríos en la columna vertebral.

Thibault Chabin, investigador principal

Los viejos circuitos cerebrales esenciales para la supervivencia e implicados en conductas motivadas (como el sexo, la comida, el dinero) también están involucrados en el procesamiento del placer musical.

— Thibault Chabin, investigador principal

Los escáneres revelaron la presencia de actividad theta, que está asociada con la memoria, la anticipación de recompensas y la atención. Estas capacidades son todas clave para el procesamiento emocional musical. Estos resultados coinciden con investigaciones previas con resonancia magnética y tomografía por emisión de positrones y abren una nueva puerta para comprender nuestra relación ancestral con la música. 

Neurociencia y evolución

Los hallazgos de este estudio indican que nuestro disfrute de la música podría haber tenido alguna vez un propósito evolutivo.

“Los circuitos cerebrales antiguos, esenciales para la supervivencia e implicados en conductas motivadas (como el sexo, la comida, el dinero), también están involucrados en el procesamiento del placer musical”, afirma el investigador principal del estudio, Thibault Chabin. “Así que, ya sabemos cómo , ahora necesitamos entender por qué la música es placentera y gratificante”.

Los expertos llevan mucho tiempo debatiendo si la música tiene una función biológica. Algunos consideran que la música es un subproducto de la existencia humana, mientras que otros sostienen que le dio una ventaja a nuestra especie.

Consideremos el hecho de que se sabe que la música estimula la liberación de oxitocina, la “hormona del abrazo” que promueve la unión, en el cerebro.  Desde una perspectiva evolutiva, la llegada de la música podría haber aumentado la interdependencia y la cohesión social. Los grupos unidos que trabajaban juntos tenían más probabilidades de sobrevivir.

En una cueva alemana se descubrieron los instrumentos musicales más antiguos del mundo: un conjunto de flautas de 43.000 años de antigüedad hechas de hueso de ave y marfil de mamut. Se cree que estos instrumentos fueron los primeros que se utilizaron con fines recreativos y rituales. 

“En una cueva, la flauta habría tenido un sonido divino, y eso habría permitido una sensación de unión que habría reforzado la supervivencia”, afirma la profesora de musicoterapia del Berklee College of Music, Kathleen Howland, PhD. “La llegada de la flauta habría supuesto un cambio notable en la comunidad de estos Homo sapiens”.

Dra. Kathleen Howland

La llegada de la flauta habría supuesto un cambio notable en la comunidad de estos Homo sapiens.

— Dra. Kathleen Howland

Históricamente, la música también se ha utilizado como herramienta para mantener esta cohesión social. Como medio de identificación, la música suele ayudar a diferenciar entre el grupo interno y el externo: pensemos en los himnos nacionales actuales, los cánticos de protesta o la sensación de camaradería que se genera al cantar en un concierto en vivo.

Los antropólogos han sugerido que estas versiones modernas de la música podrían haber evolucionado a partir de “señales coordinadas de defensa territorial”, similares a las manadas de lobos que aúllan a la luna. Los primeros humanos hacían música juntos para fortalecer los vínculos y promover la supervivencia. 

Música para la salud mental

Las propiedades primarias de la música pueden resultarnos especialmente útiles hoy en día, incluso más allá de la producción de hormonas que nos hacen sentir bien. Si pensamos en las primeras flautas, la música ha desempeñado un papel en la calma de la mente humana desde sus inicios.

“Me imaginaba a los bebés naciendo y tranquilizándolos con la música”, dice Howland. “Siento instintivamente que ya habían descubierto cómo cantarles a los bebés, porque así habrían conservado valiosas calorías para su supervivencia cuando no estuvieran en peligro”.

Como musicoterapeuta, Howland es muy consciente de las formas en que ciertos tipos de música pueden desencadenar la respuesta de relajación del cerebro y ayudar a aliviar la ansiedad y la depresión. Además, los estudios han demostrado que la música puede reforzar el sistema inmunológico y ayudar a tratar enfermedades como el Alzheimer .

“Hay formas maravillosas de llegar a ese punto ideal (meditación, yoga, tai chi), pero la música tiene un sentido de inmediatez y familiaridad que se utiliza de manera intuitiva y ubicua, de modo que en la musicoterapia llevamos esa intencionalidad a una persona con dolor o ansiedad en el hospital”, dice Howland.

Mientras atravesamos tiempos estresantes e inciertos, la música puede ser una herramienta poderosa que se puede utilizar tanto de forma independiente como en compañía de otras personas. Compartir la experiencia de escuchar una canción favorita con un amigo, incorporar danza y movimiento, e incluso combinar la interpretación de las artes visuales como el dibujo o la pintura pueden amplificar los efectos mentales beneficiosos de la música.

“Si estás en un estado de estrés extremo como el que estamos ahora, con tres o cinco minutos de una pieza musical (puedes) llegar a un punto en el que el tiempo parece distorsionarse, te pierdes en las imágenes”, dice Howland. “Es un recurso de fácil acceso y es hermoso para compartir”.

Lo que nos depara el futuro

Este estudio fue el primero de su tipo en utilizar EEG de alta densidad para monitorear la actividad cerebral durante las sesiones de escucha de música.  Investigadores como Chabin esperan avanzar en la comprensión del placer musical, y este estudio es solo el comienzo. Ahora que se han sentado con éxito las bases para ilustrar la actividad cerebral asociada con el placer musical, la siguiente fase de la investigación se puede realizar fuera del laboratorio con la ayuda del EEG.

“Esta investigación en condiciones de laboratorio fue un primer paso antes de otras experimentaciones en entornos naturales durante conciertos, en los que queremos medir cómo se transmiten las emociones musicales entre las personas”, dice Chabin.

Con los sistemas de electroencefalografía móviles inalámbricos, se puede observar simultáneamente la actividad cerebral de los participantes individuales en un entorno grupal. Una mejor comprensión de la sincronización emocional de los grupos permitirá reconstruir mejor el rompecabezas del papel de la música en nuestras vidas.

“Por fin vamos a descubrir la magia de la biología que hay detrás de esto”, afirma Howland. “Estamos avanzando cada vez más en ello. Es hermoso”.

Qué significa esto para usted

Si bien no está claro si nuestra conexión ancestral con la música está vinculada a nuestra supervivencia como especie, sí tiene un efecto positivo en nuestro cerebro. En épocas de estrés, escuchar música es un recurso de fácil acceso para promover la salud mental.

10 fuentes
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