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La antropofobia, o miedo a las personas , es una fobia que suele malinterpretarse. A menudo se parece a la fobia social, pero no es exactamente el mismo miedo. Según la gravedad, la antropofobia puede provocar una reacción fóbica incluso cuando se está en compañía de una sola persona.
En casos extremos, las personas con antropofobia pueden retraerse por completo y comunicarse con los demás sólo a través del correo postal o medios electrónicos como el correo electrónico o los mensajes de texto.
Índice
Miedo a las personas vs. fobia social
La fobia social es un diagnóstico que abarca una amplia gama de miedos sociales. Algunas personas temen solo a situaciones específicas, como hablar en público o comer delante de otras personas. Otras tienen miedo de prácticamente todas las situaciones sociales. Sin embargo, en la fobia social, el foco del miedo es la situación social en la que el individuo está expuesto a un posible escrutinio por parte de los demás.
Se estima que un 12,5% de los adultos estadounidenses sufrirán una fobia específica en algún momento de sus vidas.
En la antropofobia, el miedo se dirige literalmente a otras personas, independientemente de la situación en la que se encuentren. Los familiares que son conocidos por ser amables y cariñosos son percibidos como una amenaza del mismo nivel que los extraños en un autobús lleno de gente.
Si bien quienes padecen fobia social generalmente sienten menos miedo en situaciones que los hacen sentir anónimos, quienes padecen antropofobia pueden sentirse igualmente incómodos ya sea que estén en el escenario o en la última fila de un teatro lleno de gente.
Las diferencias son sutiles y el diagnóstico correcto es complicado. Por lo tanto, es importante buscar ayuda profesional ante cualquier temor que involucre a otras personas.
Cómo se desarrolla la antropofobia
Como todas las fobias, las experiencias previas pueden aumentar el riesgo de desarrollar antropofobia. Este diagnóstico puede tener elementos culturales específicos, como el miedo social asociado a la cultura japonesa conocido como taijin kyofusho .
La antropofobia suele provocar síntomas similares a los de cualquier otra fobia. Al pasar tiempo con otras personas, es posible que empiece a sudar y a temblar. Puede ponerse rojo y tener problemas para respirar con normalidad. Puede sentir que se le acelera el pulso. Es posible que no pueda hablar o incluso formular pensamientos coherentes.
Probablemente experimentes una fuerte reacción de lucha o huida , en la que sientes una necesidad abrumadora de alejarte. Además, es posible que te preocupe que los demás te juzguen por todo, desde tu estilo de vestir hasta tu elección de palabras. Es posible que no puedas hacer contacto visual ni siquiera con amigos de confianza.
La antropofobia también suele provocar ansiedad anticipatoria . En los días previos a un encuentro con otras personas, es posible que tengas problemas para dormir. Es posible que sientas malestar físico, como problemas estomacales o dolores de cabeza, al pensar en el próximo evento. Es posible que sientas la tentación de cancelar o simplemente no presentarte.
Si no se trata, la antropofobia suele empeorar con el tiempo. Lo que comienza como un miedo relativamente leve a estar rodeado de extraños puede escalar hasta incluir a cualquier grupo de personas, incluso amigos cercanos, y eventualmente incluir encuentros personales. Algunas personas con antropofobia severa dejan el trabajo o la escuela y evitan activamente ver a alguien.
Si su ser querido tiene antropofobia
Puede ser difícil empatizar plenamente cuando un amigo o un ser querido está luchando con una fobia que puede parecerle confusa o irracional, especialmente si el objeto del miedo es algo tan común o aparentemente mundano como las personas.
Es importante que no minimices el miedo o la ansiedad que siente otra persona ni la avergüences por sentirlos. Estigmatizar una afección de salud mental como una fobia específica puede hacer que sea más difícil para alguien afrontarla, especialmente cuando siente que no cuenta con el apoyo de sus seres queridos.
Además, no los haga sentir culpables ni los obligue a participar en situaciones que desencadenen sus miedos de una manera que los haga sentir inseguros. Incluso si cree que está ayudándolos, es mejor que un profesional capacitado los ayude a guiar este tipo de exposición.
Tratamiento para la antropofobia
Como todas las fobias , la antropofobia responde bien a una variedad de métodos de tratamiento diferentes. Cuando se detecta en una etapa temprana, el tratamiento puede implicar solo un puñado de breves sesiones de terapia durante las cuales aprende a reemplazar sus pensamientos temerosos por otros más positivos. A menudo se utiliza el entrenamiento conductual, como la desensibilización sistemática , en la que se expone gradualmente a desencadenantes más fuertes.
La antropofobia interfiere con una de las necesidades humanas más básicas, la necesidad de contacto social, por lo que los beneficios del tratamiento bien valen el esfuerzo.
Si su antropofobia es extrema, la terapia puede llevar más tiempo. Es posible que necesite pasar varias sesiones aprendiendo a tolerar compartir el espacio con el terapeuta antes de poder avanzar. No obstante, con perseverancia y trabajo duro, es posible superar incluso el miedo más extremo a las personas. Sea paciente y amable con usted mismo, pero siga adelante.