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Casi todos realizamos gastos emocionales de vez en cuando. Tenemos un mal día y queremos aliviar el dolor comprando un nuevo dispositivo o prenda de vestir. Tal vez alguien a quien admiramos tiene un bolso caro o un teléfono nuevo y sentimos la necesidad de comprar uno igual.
Los gastos emocionales ocasionales no suelen ser un problema, pero cuando se salen de control, dañan nuestras finanzas o se utilizan en lugar de mecanismos de afrontamiento más saludables, pueden convertirse en un problema.
Esto es lo que debes saber sobre el gasto emocional y cómo dejar de hacerlo si se ha convertido en un hábito poco saludable para ti.
Índice
¿Qué es el gasto emocional?
El gasto emocional, a veces llamado “terapia de compras” o compra impulsiva, es cuando realizas una compra guiada más por tus emociones que por tu necesidad de un determinado producto o servicio. En otras palabras, tus emociones y deseos superan tu fuerza de voluntad o tu capacidad de tomar una decisión más racional sobre la compra.
Las investigaciones han demostrado que ir de compras libera hormonas como la dopamina, que nos hacen sentir felices y mejoran nuestro estado de ánimo. De hecho, toda la experiencia de compra (desde buscar o explorar artículos, hasta comprarlos, abrir la caja o esperar a que lleguen a su casa) es una experiencia placentera para muchas personas.
Gastar emocionalmente no siempre es algo malo, pero para muchos de nosotros puede convertirse en un hábito permanente y afectar nuestras cuentas bancarias. No solo eso, sino que la oleada de buenos sentimientos que experimentamos cuando hacemos compras minoristas no dura, y los sentimientos de infelicidad que quizás estemos tratando de dejar atrás pueden persistir.
Gasto emocional vs. compra compulsiva
El gasto emocional no es un trastorno, pero a veces puede llegar a serlo. La compra compulsiva se considera un trastorno psicológico, en el que la persona no puede controlar sus impulsos y compra artículos que no necesita de forma continua y obsesiva.
La compra compulsiva es una conducta adictiva y puede tener efectos negativos en la vida y el bienestar de la persona, incluidos problemas en el trabajo, la escuela y problemas financieros.
¿Qué causa el gasto emocional?
Si está interesado en reducir sus gastos emocionales, puede ser útil comprender qué es lo que lo lleva a adoptar el hábito . Ser más consciente de sus desencadenantes es el primer paso para romper el hábito.
El gasto emocional es exactamente lo que parece: un gasto guiado por las emociones. Algunas de las emociones que pueden hacer que alguien realice gastos emocionales son:
- Tristeza
- Celos
- Sentir que tu vida está fuera de control
- Baja autoestima
- Ansiedad
- Depresión
- Estrés, incluido el estrés financiero
- Aislamiento social
- Aburrimiento
Consejos para dejar de gastar por motivos emocionales
Puede parecer que gastar por motivos emocionales está fuera de tu control en ocasiones, pero no tiene por qué ser así. Hay algunas medidas que puedes tomar para controlar mejor el hábito y reducir las compras impulsivas.
Comprenda sus factores desencadenantes
La próxima vez que estés a punto de hacer una compra que parezca inclinarse hacia el lado impulsivo de las cosas, pregúntate cómo te sientes. Intenta identificar la emoción. Si estás experimentando una emoción negativa (ansiedad, celos, tristeza), pregúntate qué efecto tendrá en ti la compra de ese artículo. ¿Estás tratando de hacer que esos malos sentimientos desaparezcan
No es necesario que tengas todas las respuestas aquí, pero explorar y tomar consciencia de tus sentimientos es un paso importante para no actuar tan impulsivamente según tus emociones.
Encuentre formas más saludables de afrontar sus emociones
Cuando realizas compras de manera emocional, a menudo buscas aprovechar esos sentimientos positivos que surgen al hacer una compra. Cuando hacemos compras, se liberan hormonas que nos hacen sentir bien, como la dopamina, lo que puede parecer una recompensa instantánea.
Pero existen formas más saludables y menos costosas de liberar esos sentimientos de felicidad. La próxima vez que sientas deseos de comprar algo porque quieres sentirte mejor, considera lo siguiente:
- Salir a caminar o a trotar
- Jugando tu deporte favorito
- Quedarse con un amigo para tomar un café
- Tomando un baño caliente
- Mirando una película o programa de televisión favorito
Haz un presupuesto de “gastos emocionales”
El gasto emocional no siempre es negativo y es un hábito aceptable que se puede adoptar de vez en cuando. Está bien premiarse con algo especial y, a veces, comprarse algo es un acto de autocuidado . El problema es que, cuando actuamos constantemente guiados por nuestras emociones, podemos acabar gastando de más o haciendo compras sin pensar racionalmente.
Crear un presupuesto de “gastos emocionales” puede ayudarte a mantener bajo control tus compras impulsivas, ya que te permitirá realizar gastos emocionales de vez en cuando, pero tendrás que tomar una decisión más consciente para hacerlo. Elige una cantidad mensual o semanal que puedas permitirte gastar y cúmplela.
Revise sus finanzas periódicamente
Muchos de nosotros preferimos no tener mucha información sobre nuestras finanzas. Cobramos nuestros sueldos, gastamos nuestro dinero y esperamos no gastar más de lo que podemos permitirnos. Pero este método suele ser contraproducente y, si eres de los que gastan por motivos emocionales, es posible que acabes gastando más de lo que ganas con frecuencia.
Dedica un día a la semana, o incluso un día al mes, a revisar tus cuentas. Anota lo que has gastado y lo que te queda por gastar. De esta manera, pensar en las finanzas se convertirá en una parte rutinaria de tu vida y también te ayudará a pensar de manera más racional sobre cómo gastar tu dinero.
Aprenda a disfrutar de la “subidón” de ahorrar dinero
Cuando compramos artículos por impulso o por impulso emocional, generalmente lo hacemos por los sentimientos positivos que nos invaden. Pero lo que quizás no sepas es que ahorrar dinero puede producir algunos de los mismos sentimientos.
Decidir que va a reservar una cierta cantidad de dinero cada mes para ahorrar, y luego verla crecer, puede producir sentimientos de entusiasmo, felicidad, confianza en uno mismo y control, muchos de los mismos sentimientos que busca cuando participa en gastos emocionales.
Incluso puedes transferir tu dinero automáticamente a una cuenta de ahorros cada mes, para no tener que pensar en ello.
Hacer una pausa
La próxima vez que esté pensando en hacer una compra que provenga de un lugar más emocional que racional, tómese un descanso antes de comprar. Si está navegando en línea, coloque el artículo en su carrito y luego aléjese por unas horas. Si está en la tienda, decida que podría comprar el artículo pronto, pero vuelva a casa y considere volver más tarde para comprarlo.
Durante este “descanso”, es posible que aún decidas que comprar el artículo es lo adecuado para ti, pero será una compra menos impulsiva. También es posible que te des cuenta de que no necesitas el artículo para ser feliz y puedas abstenerte de comprarlo.
Si cree que puede tener adicción a las compras
A veces, el gasto emocional cruza la línea y puede convertirse en adicción. Las conductas de compra compulsiva, o adicciones a las compras, se caracterizan por:
- Una necesidad compulsiva de comprar cosas
- La incapacidad de controlar los propios deseos de comprar cosas.
- Un patrón de compra excesivo
- A menudo, los artículos adquiridos ni siquiera se usan ni se disfrutan, sino que se compran simplemente para satisfacer la compulsión de experimentar la reacción emocional de realizar una compra.
Por lo general, esta adicción se acompaña de problemas económicos, problemas legales, problemas de pareja y profundos sentimientos de culpa y vergüenza . Si crees que estás lidiando con un problema de compra compulsiva, deberías considerar la posibilidad de acudir a un terapeuta o consejero especializado en este trastorno. Hay ayuda disponible y mereces sentirte mejor.
Una palabra de Verywell
Está bien disfrutar de un poco de gasto emocional de vez en cuando. Mereces tener cosas que disfrutes y no hay nada de malo en perseguir la emoción de ir de compras. Pero si descubres que tus gastos emocionales se están convirtiendo en un problema o están afectando tus finanzas, tiene sentido abordarlo.
Afortunadamente, hay muchas cosas sencillas que puedes hacer para reducir tus gastos emocionales, y pueden tener un impacto positivo tanto en tu cuenta bancaria como en tu estado emocional. Gastar emocionalmente puede resultar agradable en el momento, pero la verdad es que, por lo general, existen formas más saludables de lidiar con tus emociones.