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Cuando estás afrontando una situación difícil en tu vida, no es raro que alguien te diga “podría ser peor”. Incluso es posible que pienses: “Bueno, al menos no estoy tan mal como esa persona”. Comparar tu propio dolor y otras emociones con las de los demás es algo común, pero eso no significa que siempre sea útil.
Las comparaciones suelen ser naturales y, en algunos casos, incluso pueden resultar útiles. Pueden servir como forma de medir nuestro progreso o determinar qué podría ser apropiado en una determinada situación.
En otros casos, las comparaciones pueden sofocar el crecimiento, impedir la autocompasión e incluso dificultar la empatía con otras personas.
A continuación se enumeran algunas formas en las que comparar sentimientos puede resultar perjudicial.
Índice
La gente experimenta las cosas de manera diferente
Cada individuo tiene diferentes recursos y experiencias que influyen en cómo le afectan las distintas emociones. Así como no todas las personas sienten la alegría de la misma manera, no todas sienten el dolor de la misma manera. No existe una jerarquía de emociones que diga que los sentimientos de una persona son mejores o peores, más fuertes o más débiles que los de otra.
Por ejemplo, si estás pasando por una pérdida emocionalmente dolorosa, podrías sentirte tentado a comparar lo que estás sintiendo con otra persona que ha pasado por algo que parece objetivamente peor.
Es importante recordar que el dolor es dolor. Comparar tu dolor con el de otra persona que parece estar sufriendo más solo sirve para minimizar lo que sientes.
La comparación a menudo conduce a la minimización
El objetivo de comparar tus emociones suele ser minimizar lo que sientes tú o lo que sienten los demás. Algunos ejemplos son:
- Podrías pensar que no tienes derecho a estar enojado por algo porque alguien más está pasando por algo peor.
- Quizás sientas que no tienes derecho a sentirte solo porque tienes más amigos y familiares que otra persona.
Pero las experiencias de los demás no niegan las tuyas. En esos casos, comparar sentimientos es una forma de minimizar las propias experiencias.
Esto es algo que puedes hacer para evitar sentir una emoción negativa . En lugar de enfrentarla, es más fácil desestimarla diciendo que “no es tan mala como podría ser”.
Es una forma de positividad tóxica , en la que las personas sienten que tienen que ocultar o rechazar cualquier sentimiento negativo para centrarse en una falsa sensación de optimismo.
Te impide enfrentar tus sentimientos
Aunque la situación de otra persona sea objetivamente “peor” que la tuya, eso no significa que no estés experimentando emociones muy reales y muy válidas. Tienes derecho a sentirte molesto cuando alguien te hace daño o decepcionado cuando algo no sale como querías.
Sí, otras personas también tienen su propio dolor y sus propias decepciones que afrontar, pero esas experiencias no disminuyen ni eclipsan las tuyas.
Los sentimientos negativos pueden aumentar el estrés cuando no se los afronta adecuadamente. Pero incluso las emociones difíciles pueden ser fuentes importantes de información. Pueden indicarte que algo debe cambiar y ayudarte a motivarte para hacer cambios positivos en tu vida.
Todos merecen ayuda
Las comparaciones a menudo llevan a las personas a pensar que pueden resolver sus problemas por sí solas. En lugar de buscar ayuda y apoyo, las personas suelen terminar sintiendo que sus problemas no son lo suficientemente graves como para merecer atención.
Por ejemplo, una persona que presenta síntomas de depresión podría no buscar ayuda porque piensa que no tiene ningún “motivo” para sentirse deprimida, especialmente cuando compara su vida y sus experiencias con las de otras personas que parecen estar en una situación peor. Esto significa que no buscará la ayuda que necesita, ya sea terapia, medicación o apoyo.
En estos casos, las comparaciones pueden llevar a evitar los problemas en lugar de buscar formas de abordarlos. Incluso si sientes que tus problemas “no son tan graves”, aun así mereces apoyo y ayuda.
Cómo responder en su lugar
La próxima vez que sientas la tentación de comparar tus sentimientos con los de otra persona, da un paso atrás. ¿Te resultará útil? ¿O lo estás usando como una forma de desestimar tus emociones? En lugar de comparar:
- Permítete sentarte con tus emociones sin juzgarlas.
- Date permiso de sentir lo que estás sintiendo y recuerda que tus emociones son válidas.
- Apóyate en los demás , pero no sientas la necesidad de minimizar tus luchas ni comparar tus problemas con los de ellos.
- Evite juzgar las emociones de los demás. En cambio, concéntrese en valorar el hecho de que están dispuestos a compartir lo que sienten con usted.
- Escuche lo que la gente dice. Reconozca lo que sienten. Simplemente decir que puede ver lo difícil que debe ser y que está allí para escuchar puede ser una forma crucial de ofrecer validación y apoyo.
Recuerda que cuando alguien se encuentra en una situación vulnerable, no es momento de hacer juicios ni comparaciones. Y eso también aplica a tus propias emociones.
Lidiar con esas emociones, incluso cuando son difíciles, es lo que permite a las personas tener la oportunidad de aprender, crecer y sanar de sus experiencias.
A veces, compartir las emociones puede ayudar. Las investigaciones también sugieren que el simple hecho de hablar sobre lo que uno siente puede ayudar a reducir la intensidad de esas emociones.
Cuándo la comparación puede ser útil
La realidad es que es inevitable que exista cierto grado de comparación. Las personas están programadas para observar lo que experimentan otras personas y luego compararlo con su propia situación. Y en algunos casos, esto puede tener un efecto positivo, como por ejemplo:
- Las comparaciones pueden ayudarte a sentir gratitud por tu propia vida.
- Puede ayudarle a considerar opciones y pensar en lo que desea.
- Puede conducir a un aprendizaje observacional donde usted adquiere conocimiento sin tener que pasar realmente por esa experiencia.
- Puede ayudarle a ver lo que necesita hacer para lograr lo que desea en la vida.
- Puede ayudarle a sentir más compasión por los demás, lo que puede impulsarle a ofrecerse voluntariamente para ayudar.
Sin embargo, es importante recordar que minimizar el dolor no forma parte de la gratitud . Puedes estar agradecido por las cosas buenas de tu vida y aun así sentirte decepcionado, triste o molesto.
Una palabra de Verywell
La próxima vez que pienses que “podría ser peor”, piensa en lo que ese tipo de pensamientos están logrando en realidad. Si es una forma de minimizar o negar tus sentimientos, concéntrate en tus emociones sin juzgarte ni avergonzarte por sentir esas cosas.
Y antes de decirle a alguien que al menos no lo está pasando tan mal como otra persona, deténgase y recuerde que esas afirmaciones rara vez son útiles. En cambio, concéntrese en escuchar y brindar apoyo.