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La alteridad es un fenómeno en el que se define y etiqueta a algunos individuos o grupos como personas que no encajan en las normas de un grupo social. Es un efecto que influye en la forma en que las personas perciben y tratan a quienes son vistos como parte del grupo interno en comparación con aquellos que son vistos como parte del grupo externo.
La alteridad también implica atribuir características negativas a personas o grupos que los diferencian del grupo social normativo percibido.
Se trata de una forma de pensar en las conexiones y relaciones humanas que se basa en el principio del “nosotros contra ellos”. Este proceso implica, básicamente, mirar a los demás y decir “no son como yo” o “no son uno de nosotros”.
La alteridad es una forma de negar la humanidad individual de otra persona y, en consecuencia, aquellos que son marginados son vistos como menos dignos de dignidad y respeto.
A nivel individual, la alteridad desempeña un papel en la formación de prejuicios contra personas y grupos. A mayor escala, también puede desempeñar un papel en la deshumanización de grupos enteros de personas, que luego puede ser explotada para impulsar cambios en instituciones, gobiernos y sociedades. Puede conducir a la persecución de grupos marginados, a la negación de derechos basados en identidades grupales o incluso a actos de violencia contra otros.
La alteridad puede considerarse un antónimo de pertenencia. Mientras que la pertenencia implica la aceptación e inclusión de todas las personas, la alteridad sugiere intolerancia y exclusión.
Índice
Señales
La alteridad suele ser sutil y puede implicar suposiciones inconscientes sobre los demás. A continuación se indican algunos signos de este fenómeno:
- Atribuir cualidades positivas a personas que son como tú y cualidades negativas a personas que son diferentes a ti
- Creer que las personas que son diferentes a usted o a su grupo social representan una amenaza para usted o su forma de vida.
- Sentirse desconfiado o molesto con personas de un grupo social aunque no conozcas a nadie de ese grupo
- Negarse a interactuar con personas porque son diferentes a usted o a su grupo social.
- Pensar que las personas fuera de tu grupo social no son tan inteligentes, hábiles o especiales como tú y tu grupo.
- Pensar en las personas sólo en términos de su relación con grupos sociales específicos sin pensar en ellas como individuos.
Este fenómeno suele ocurrir sin que haya un esfuerzo consciente o siquiera una conciencia de ello. Las personas sienten prejuicios en función de lo que suponen que es la norma. Si bien la diferenciación a veces es evidente, a menudo funciona como una barrera casi invisible que impide que las personas consideradas como marginadas accedan a oportunidades y sean aceptadas.
Tipos
La alteridad puede basarse en una amplia gama de atributos, entre ellos:
- Edad
- Discapacidad
- Etnicidad, nacionalidad y raza
- Identidad de género, sexo
- Idioma
- Ocupación
- Afiliación política
- Religión
- Orientación sexual
- Color de piel
- Estatus socioeconómico
Ejemplos
Si bien la alteridad racial y religiosa son algunos de los ejemplos más obvios, algunos tipos pueden ser mucho menos abiertos y aparentes.
Es bien sabido que las rivalidades pueden surgir entre equipos deportivos y escuelas, pero a la gente puede disgustarle alguien por cuestiones como el grado en el que está (por ejemplo, “¡Los estudiantes de primer año son todos muy molestos!”), el lugar donde vive (por ejemplo, “¡Uf, matrículas de California… no me extraña que no sepan conducir!”) o incluso su profesión (por ejemplo, “Los contables son todos iguales, ¿no?”). Este tipo de alteridad puede desempeñar un papel en la configuración de actitudes y relaciones con otras personas.
Causas
Las causas exactas de la alteridad pueden variar de una situación a otra. La forma y el momento en que se margina a las personas a menudo dependen de lo notorias que sean sus diferencias en un contexto específico.
Si estas diferencias se perciben como una amenaza, las personas que pertenecen a grupos ajenos tienen más probabilidades de experimentar la alteridad. A continuación se enumeran algunos factores que pueden influir en este fenómeno.
Evolución
La tendencia a la alteridad puede haber surgido como una forma de mejorar la cohesión grupal y minimizar el peligro de los extraños. En el pasado antiguo, era importante que las personas formaran grupos muy unidos y definieran claramente los límites entre sus aliados y sus enemigos.
Ayudar a quienes estaban cerca de uno (en la mayoría de los casos, los miembros de la familia que eran similares a uno y compartían los mismos genes) fue fundamental para la supervivencia.
Sesgo de pertenencia al grupo
También conocida como favoritismo hacia el grupo interno, es una tendencia psicológica a favorecer al propio grupo interno por encima de los miembros de grupos externos.
Los investigadores sugieren que factores como la competencia por los recursos pueden llevar a las personas a vincularse y formar alianzas con miembros de sus propios grupos.
Otros factores, como la identidad propia y la identidad social, también influyen en este favoritismo. El sesgo hacia el endogrupo suele influir en la forma en que evaluamos a los demás, cómo los tratamos y cómo compartimos nuestros recursos con ellos.
Sesgo hacia el exogrupo
Las personas también tienen una tendencia a notar todas las diferencias y variaciones individuales en los miembros de su propio grupo, mientras que al mismo tiempo creen que los miembros del grupo externo son “todos iguales”. En psicología, esto se conoce como el sesgo de homogeneidad del grupo externo.
Un ejemplo de esto es pensar que todas las personas de tu grupo de amigos son únicas y especiales, mientras que consideras que cualquier persona fuera de tu círculo íntimo es aburrida, poco interesante o similar. Cuando, en realidad, todas esas personas podrían ser tan únicas y fascinantes como las de tu círculo íntimo.
Identificación social
Según la teoría de la identidad social, ser parte de un grupo puede tener un impacto significativo en los comportamientos e identidades de quienes pertenecen a ese grupo.
Cuando las personas se consideran pertenecientes a un determinado grupo social, tienden a discriminar o incluso a adoptar un comportamiento hostil hacia las personas que no son miembros del grupo.
Falta de conocimiento
En muchos casos, las personas son distintas a las que en realidad no conocen. La falta de conocimiento personal y de contacto con las personas puede llevar a hacer suposiciones sobre ellas, lo que hace que sea más fácil percibirlas como abrumadoramente diferentes o incluso menos humanas.
Las causas de la alteridad pueden ser complejas y multifacéticas. Entre los factores que influyen en la alteridad se encuentran los siguientes:
- Falta de educación
- Sesgo personal
- Cultura
- Derecho
- Inestabilidad económica
- Influencias sociales
- Creencias generalizadas
- Sesgos personales
Además, las representaciones que los medios de comunicación presentan también pueden generar creencias sesgadas sobre otras personas que son diferentes del individuo de algún modo.
La alteridad se debe, en parte, a nuestra tendencia natural a categorizar a las personas en función de sus similitudes y diferencias. Los factores que definen los límites de un grupo pueden basarse a veces en características físicas (como la raza o el sexo) o en la geografía o la proximidad (nacionalidad o religión), pero a menudo pueden ser bastante arbitrarios.
Experimento de la cueva de los ladrones
En una serie de estudios clásicos realizados por el psicólogo social Muzafer Sherif, los investigadores descubrieron que crear división dentro de un grupo de niños similares (todos blancos y de clase media) podría generar un tremendo conflicto intergrupal incluso por las diferencias más pequeñas. El estudio, conocido como el experimento de la Cueva de los Ladrones, involucró a niños de 11 y 12 años que asistían a un campamento de verano y que fueron divididos en dos grupos.
Cuando los investigadores hicieron que los dos grupos compitieran entre sí, rápidamente surgieron conflictos y hostilidades entre los grupos. Cada grupo percibía que el otro grupo tenía una serie de rasgos negativos, mientras que creía que su propio grupo poseía rasgos positivos. Si bien la cohesión y la cooperación grupales mejoraron dentro de cada grupo, los chicos se volvieron cada vez más hostiles entre sí.
Justificando el maltrato pasado a otros
La alteridad también puede surgir como una forma de justificar el maltrato que se ha dado a otras personas en el pasado. Por ejemplo, si has tratado mal a otra persona, es posible que experimentes sentimientos de vergüenza o culpa por tu comportamiento.
Para reconciliar tu creencia de que eres una buena persona a pesar de tus acciones negativas hacia otra persona, puedes recurrir a la alteridad como una forma de deshumanizar a la persona. Es una forma de distanciarte de ella y reducir tu empatía hacia ella. Como resultado, es menos probable que te sientas mal por tu propio comportamiento.
La alteridad puede ser una forma de pensar que algunas personas “merecen lo que tienen”, al menos en tu propia mente. Esto ayuda a las personas a lidiar con sentimientos de disonancia cognitiva o la incomodidad que pueden sentir cuando tienen dos creencias contradictorias o cuando sus creencias no se alinean con sus comportamientos.
Impacto
Pertenecer a un grupo social suele traer consigo una serie de beneficios, pero también puede tener sus costos. El lado positivo es que formar parte de un grupo puede brindar amistades, apoyo, atención, conexión, protección e identidad.
En el lado negativo, puede contribuir a situaciones como la alteridad, los prejuicios y los conflictos con quienes están fuera del grupo. La alteridad puede tener un impacto dramático tanto en los individuos como en los grupos sociales y las sociedades.
Exclusión y discriminación
Puede dar lugar a la marginación de personas que no forman parte del grupo social dominante. Las personas que forman parte de grupos minoritarios pueden enfrentarse a disparidades económicas, de vivienda, profesionales, de justicia penal, educativas y sanitarias.
Puede conducir a la discriminación y al prejuicio contra otras personas. El prejuicio suele estar alimentado por la creencia de que todos los miembros de un grupo son fundamentalmente diferentes de alguna manera. El racismo , el sexismo, la homofobia , la transfobia y otras formas de intolerancia suelen tener su raíz en la alteridad.
La alteridad puede dañar las relaciones al crear una brecha entre personas que, en realidad, no son tan diferentes. Al presentar a las personas como diferentes, sugiere que sus características únicas son las culpables de las desigualdades existentes. También puede terminar reforzando prejuicios existentes, como actitudes negativas sobre diferentes grupos de personas. Cuando las personas internalizan estas creencias y actitudes, pueden volverse aún más rígidas y arraigadas.
Discriminación sistémica
En el plano social, la otredad puede conducir a la discriminación institucional e incluso a políticas que singularizan a personas que se consideran de algún modo diferentes o menos merecedoras. La otredad también está presente en la política. Los líderes autoritarios, por ejemplo, avivan el miedo y el resentimiento hacia los “otros” para ganar y consolidar el apoyo a sus objetivos políticos.
Los líderes o los partidos políticos pueden utilizar la alteridad estratégica para justificar determinadas acciones o para invocar el apoyo público de personas que responden a esos temores y ansiedades. En consecuencia, las minorías son vistas como “enemigas” y la gente puede justificar políticas deshumanizadoras.
La alteridad a menudo se crea o se explota con la intención de criticar y marginar a otras personas.
Esta división lleva a la gente a creer que la aceptación y la tolerancia no son posibles. Cuando estas diferencias parecen demasiado grandes para superarlas y cuando se internalizan y se convierten en parte de la identidad de un individuo, resulta insalvable superar la brecha entre los grupos.
Esto puede ser particularmente dañino porque, si bien la discriminación individual y los prejuicios pueden ser perjudiciales, es la discriminación sistémica y estructural la que puede causar la mayor desigualdad y daño a las personas y comunidades minoritarias.
Cómo minimizar la alteridad
Hay cosas que usted puede hacer para ayudar a minimizar la alteridad y se describen a continuación.
Centrarse en las personas como individuos
Intente recordar que cada persona tiene su propia historia y experiencias únicas, así como emociones, pensamientos y motivaciones complejas.
Toma conciencia de tus propios sesgos inconscientes
Aprender a reconocer la alteridad es un paso importante para superarla. Los prejuicios implícitos son asociaciones o creencias inconscientes sobre diferentes grupos sociales. Si bien estos prejuicios están ocultos a la conciencia, pueden influir en nuestras actitudes conscientes. Ser más consciente de estos prejuicios ocultos puede ayudarle a ser menos propenso a participar en la alteridad.
También puedes reducir la alteridad practicando la humildad cultural y desafiando la creencia de que los demás deberían ser como tú o que tu manera de ser es mejor que la de los demás.
Recuerde que la diversidad tiene beneficios importantes
Conocer y pasar tiempo con personas diferentes a ti es importante para crecer. Te permite mirar más allá de ti mismo y de tu círculo social inmediato y explorar nuevas experiencias, ideas, culturas y creencias.
Tenga cuidado con el lenguaje
Si bien los términos que utilizamos para describir a los grupos sociales a menudo pueden ser una forma de fomentar la inclusión, dichos términos también pueden usarse a menudo como una forma de enfatizar su “alteridad”.
Recuerde que las identidades son multidimensionales e interseccionales
Las personas pueden pertenecer a varios grupos en función de su sexo, género, raza, religión, orientación, nacionalidad, etc. La forma en que se entrecruzan estas diversas identidades influye en la configuración de las experiencias de cada individuo.
Amplía tu círculo social
Las personas tienden a buscar a otras personas que sean como ellas, pero puede ser útil buscar amistades y conexiones sociales con personas de diferentes orígenes. La alteridad es más probable que ocurra en presencia de algo desconocido, por lo que ampliar su comprensión de los demás y del mundo es una forma de reducirla.
Los psicólogos sociales han propuesto lo que se conoce como hipótesis de contacto, o la idea de que el conflicto y el prejuicio pueden reducirse cuando personas que pertenecen a diferentes grupos pasan tiempo juntas.
Hablar alto
Una forma de combatir el comportamiento prejuicioso es hablar abiertamente cuando se ve que ocurre. Es menos probable que las personas se involucren en la discriminación de los demás cuando es socialmente inaceptable. Al no hablar abiertamente en contra de las acciones que colocan a las personas como marginadas, se vuelve más aceptable participar en ese mismo tipo de comportamientos.
Ninguna de estas estrategias es una solución rápida al problema de la alteridad. Dado que la alteridad suele surgir de la tendencia natural del cerebro a categorizar, superarla requiere intención y esfuerzo.
Una palabra de Verywell
La alteridad puede conducir a graves problemas tanto a nivel individual como social. Utilizar las diferencias como una forma de excluir o encasillar a los demás en el papel de “outsiders” no sólo nos impide comprender y empatizar con los demás, sino que perjudica a quienes son marginados intencionadamente de la cultura dominante.
El primer paso para reducir la alteridad es aprender a reconocerla por lo que es y luego trabajar conscientemente para combatir la tendencia a adoptar una perspectiva de “nosotros contra ellos”.