¿Qué es el fatalismo?

Una persona cruzando un cruce en Manhattan al amanecer, ciudad de Nueva York

Marco Bottigelli/Momento/Getty


El fatalismo es la creencia de que los acontecimientos están predeterminados por el destino y que los humanos no pueden hacer nada para cambiarlos.

Los fatalistas creen que todo lo que sucede ya ha sido decidido por un poder superior y que no hay nada que podamos hacer para cambiarlo. Esto puede tener diversos efectos en la actitud de una persona. Por un lado, el fatalismo puede ser positivo cuando lleva a la persona a aceptar acontecimientos que están realmente fuera de su control, de modo que su visión se ajuste a la realidad.

En otras situaciones, el fatalismo puede llevar a un sentimiento de resignación y desesperanza, ya que las personas pueden sentir que no tiene sentido intentar cambiar algo porque no hará ninguna diferencia.

Otro término que a veces se utiliza indistintamente con el de fatalismo es el determinismo. Se trata de la creencia de que todos los acontecimientos están determinados por causas que ya se han puesto en marcha. Por ejemplo, si alguien cree que todo su futuro está determinado por su pasado, entonces es determinista.

Historia del fatalismo

El concepto de fatalismo existe desde hace muchos siglos y se remonta a los antiguos griegos. Uno de los primeros ejemplos conocidos es el del filósofo Aristóteles, que dijo: “Lo que es, necesariamente es, cuando es; y lo que no es, necesariamente no es, cuando no es”. Esta idea fue retomada más tarde por los estoicos, que creían que los humanos debían aceptar lo que va a suceder, ya que es imposible cambiarlo.

Durante la Edad Media, el fatalismo se utilizaba a menudo como forma de dar sentido a los desastres naturales u otros acontecimientos que no se podían explicar. Por ejemplo, si una ciudad era azotada por una plaga, se consideraba un acto de Dios que no se podía evitar.

El fatalismo también se ha utilizado como filosofía política, y algunos líderes lo han utilizado para justificar sus acciones. Por ejemplo, Napoleón Bonaparte creía que estaba destinado a gobernar el mundo. Esta creencia también se puede ver en algunos regímenes autoritarios, donde quienes están en el poder creen que están destinados a gobernar y que cualquiera que se les oponga está luchando contra el destino.

Señales de fatalismo

El fatalismo se puede observar en muchos ámbitos diferentes de la vida. Por ejemplo, algunas personas pueden tener una actitud fatalista hacia su trabajo, creyendo que no pueden hacer nada para cambiar su situación. Esto puede hacer que se sientan infelices y desmotivadas en el trabajo.

Otras personas pueden tener una visión más fatalista de la vida, creyendo que todo está predeterminado y que no tienen control sobre su propio destino. Esto puede hacer que se sientan desesperanzadas y resignadas, ya que pueden sentir que no tiene sentido intentar mejorar su situación.

Sin embargo, el fatalismo también puede brindarle a alguien una mayor sensación de paz ante una situación. Por ejemplo, en lugar de culparse por todo lo que sale mal en la vida, puede darse cuenta de que no tiene control sobre todo y tener mayor compasión por usted mismo y por los demás.

Tipos de fatalismo

El fatalismo se puede clasificar en función del nivel de control que se cree que es posible. Este tipo de distinción se hace normalmente para el determinismo, pero también se puede aplicar al fatalismo.

El fatalismo duro refleja la creencia de que los seres humanos no tienen control sobre su propio destino y que todo está predeterminado. Esto significa que las personas creen que no pueden hacer nada para cambiar el curso de su vida, sin importar lo que hagan.

El fatalismo blando es la creencia de que los seres humanos tienen cierto control sobre su destino, pero que hay algunas cosas que están predeterminadas. Esto significa que las personas pueden creer que pueden influir en su propio destino hasta cierto punto, pero que hay algunos eventos que están fuera de su control.

El fatalismo moderado es la creencia de que los seres humanos tienen un grado significativo de control sobre su propio destino, pero que todavía hay algunas cosas que están predeterminadas. Esto significa que las personas pueden creer que pueden influir en su propio destino en gran medida, pero que todavía hay algunos eventos que están fuera de su control.

Implicaciones del fatalismo

Las implicaciones del fatalismo dependen de cómo alguien utiliza esta creencia y de los efectos que tiene sobre su salud mental.

Dependiendo de la situación, el fatalismo puede tener efectos positivos, negativos o neutrales en la salud mental.

Efectos positivos del fatalismo

Las personas pueden usar el fatalismo y experimentar efectos positivos en su salud mental. Por ejemplo, si solicitas el ingreso a una escuela y no te aceptan, puedes creer que hiciste todo lo que pudiste (en lugar de culparte por no haber sido aceptado). Esta perspectiva se ajusta más a la realidad de que no tuviste el control final sobre si la escuela te aceptaba o no.

Otro ejemplo sería si un ser querido muriera a causa de una enfermedad. En lugar de culparlo por no haber ido al médico antes o culparse a sí mismo por no saber que estaba enfermo, podría adoptar una actitud fatalista y, en cambio, creer que no había nada que nadie pudiera haber hecho para evitarlo.

Soltar el control en algunas situaciones puede ayudarle a aceptar y sentir una mayor sensación de paz ante las cosas difíciles que suceden en la vida.

Es posible que haya observado el fatalismo en personas con creencias religiosas; por ejemplo, alguien que siempre atribuye los acontecimientos trágicos a un poder superior o que cree que “todo sucede por una razón”. Las investigaciones han demostrado que el fatalismo está vinculado con mayores índices de satisfacción con la vida en las personas con creencias religiosas que entre las personas menos religiosas.

Efectos negativos del fatalismo

El fatalismo también puede tener efectos negativos. Por ejemplo, las personas con una actitud fatalista pueden ser más propensas a asumir riesgos, como no respetar las normas de seguridad vial, ya que pueden creer que eso no hará ninguna diferencia. El fatalismo también puede generar sentimientos de resignación y desesperanza en los pacientes con cáncer, ya que pueden sentir que no tienen control sobre su propio destino o resultado.

El fatalismo también puede tener un impacto negativo en la salud mental, ya que puede provocar ansiedad y depresión . Esto se debe a que el pensamiento fatalista puede hacer que las personas se sientan estancadas en su situación actual y crean que nunca podrán mejorarla.

Si le preocupa tener una visión fatalista de la vida, hay algunas cosas que puede hacer para cambiar su forma de pensar. Por ejemplo:

Es importante recordar que el fatalismo es solo una creencia y que es posible cambiar tu forma de pensar si así lo deseas. Si tienes dificultades para lidiar con tu pensamiento fatalista y este está afectando tu vida diaria, es importante que busques ayuda de un profesional de la salud mental.

Conceptos relacionados con el fatalismo

A continuación se presentan algunos conceptos similares al fatalismo y que pueden resultar útiles para comprender.

Determinismo

El fatalismo a menudo se contrasta con el determinismo, que es la creencia de que, si bien nuestras acciones pueden estar determinadas por causas previas, todavía tenemos cierto control sobre ellas. Por ejemplo, un determinista puede creer que es imposible evitar todos los accidentes automovilísticos, pero aún podemos tomar medidas para reducir la probabilidad de tener uno, como usar el cinturón de seguridad.

Predestinación

El fatalismo también es diferente de la predestinación, que es la creencia de que algunas personas están destinadas a la salvación o la condenación independientemente de sus acciones. La predestinación no implica necesariamente fatalismo, ya que las personas aún pueden tener cierto control sobre su destino.

Libre albedrío

El fatalismo y el libre albedrío son dos conceptos opuestos. El fatalismo es la creencia de que todo está predeterminado y que no tenemos control sobre nuestro propio destino. El libre albedrío, por otro lado, es la creencia de que tenemos el poder de elegir nuestras propias acciones y que no estamos predeterminados por el destino.

Optimismo

Es importante señalar que no se debe confundir el fatalismo con el optimismo. El optimismo es la creencia de que ocurrirán cosas buenas, incluso ante la adversidad. El fatalismo, por otro lado, es la creencia de que todo está predeterminado y que no tenemos control sobre nuestro destino.

Una palabra de Verywell

Puede resultar útil observar cómo reaccionan sus pensamientos ante circunstancias difíciles o trágicas de la vida. Si bien puede utilizar el pensamiento fatalista para sentirse mejor con respecto a su situación, es posible que el fatalismo también tenga efectos negativos. Es importante recordar que en la vida existe un equilibrio entre las cosas que podemos controlar y las que no. Si le resulta difícil lidiar con pensamientos inútiles o negativos, busque ayuda de un profesional de la salud mental.

11 fuentes
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