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Como una botella agitada de bondad carbonatada, cuando estamos bajo presión, a veces podemos sentir la necesidad de “explotar” en quejas.
Quejarse tiene algunos beneficios para aliviar el estrés, aunque estos disminuyen cuando la queja se convierte en un modo más serio de ira y rumia . Sin embargo, expresar las frustraciones en pequeñas dosis tiene su lugar como un calmante del estrés.
Índice
De un vistazo
Los problemas de los que nos quejamos a menudo necesitan soluciones, y el estrés que generan estos desafíos debe minimizarse y controlarse. Es evidente que quejarse tiene algunos beneficios, como obtener una nueva perspectiva de un amigo o catalizar una solución, y puede ser una forma de aliviar el estrés en pequeñas dosis. Pero quejarse excesivamente por los problemas, grandes o pequeños, simplemente no es una solución eficaz y puede afectar negativamente a su salud y sus relaciones. Cuando elegimos nuestras batallas sabiamente, estamos en una mejor posición para ver el mundo con optimismo y gratitud.
Entonces, ¿quieres decir que quejarse tiene beneficios?
Dar rienda suelta a las emociones reprimidas puede ser catártico y, a veces, revelador si se hace bien. A continuación, se indican algunas de las razones por las que las personas suelen ser propensas a quejarse.
A veces necesitamos “desahogarnos”
Muchas técnicas eficaces para el manejo del estrés se centran en los beneficios de una actitud positiva . El pensamiento positivo aporta grandes beneficios y una actitud alegre puede ser contagiosa de la forma más agradable. Por otro lado, centrarse constantemente en lo negativo puede oscurecer muchas de las alegrías de la vida, debilitar una actitud de gratitud y ser percibido como una “pérdida de energía” para los demás.
Pero dejar salir todo puede aliviar la tensión interna que sentimos a causa de una situación difícil y ayudarnos a sentirnos preparados para enfrentar la próxima frustración. A veces, simplemente necesitamos desahogarnos expresándonos.
La validación se siente bien
A menudo, cuando nos sentimos frustrados o perjudicados de alguna manera, sentir la validación emocional de otra persona es como un bálsamo para nuestro ego herido. Escuchar a alguien decir: “Sé cómo te sientes. ¡Yo también estaría frustrado!” puede sentirse como un cálido abrazo. Después de recibir una validación rápida, como los niños que acaban de recibir un beso de su madre, nos sentimos seguros para aventurarnos de nuevo y enfrentar nuestros problemas.
Las soluciones pueden parecer aún mejores
Abordar un problema en equipo permite aunar las fortalezas de varias personas a la vez. Quejarse con los demás sobre lo que nos preocupa nos permite recibir sus comentarios y, tal vez, algunas soluciones en las que no habíamos pensado. Las personas suelen quejarse como una forma de pedir ayuda.
Quizás necesitemos otra perspectiva
Cuando nos encontramos demasiado cerca de una situación, es común que sólo veamos nuestra propia perspectiva y veamos los problemas que enfrentamos como magnificados y, a veces, distorsionados. A veces, resulta útil contarle a un amigo de confianza lo que estamos enfrentando y ver si hay algo que no estamos viendo, o si hay una manera diferente de ver la misma situación. Si estamos abiertos a escuchar nuevos aportes, puede ser bastante útil salir de nuestro propio punto de vista y ver qué piensan los demás sobre nuestras quejas.
Los beneficios de obtener una nueva perspectiva
A veces, mirar algo de una manera diferente puede disolver nuestro enojo y nuestras frustraciones, o puede abrir nuevas soluciones y posibilidades de afrontarlas.
Quizás necesitemos desarrollar la motivación
A veces sabemos que tenemos que hacer un cambio, pero simplemente no estamos preparados para asumir los riesgos y esforzarnos todavía. Necesitamos generar motivación. Concentrarnos en lo que resulta difícil de una situación puede ser una forma de generar motivación para hacer un cambio. Es parte del proceso para lograrlo.
Quejarse ayuda a conseguir resultados
Así como “la rueda que rechina recibe el aceite”, a veces expresar las propias quejas es una forma de solucionar las cosas. Si te quejas con alguien que está en posición de hacer cambios y si utilizas un enfoque diplomático, quejarte de esta manera puede ser mucho más eficaz para aliviar el estrés que no decir nada, ya que el enfoque de la “queja educada” puede dar resultados.
Dónde las quejas salen mal
Por supuesto, quejarse también puede ser perjudicial. Cuando unas cuantas sesiones de desahogo se convierten en un hábito continuo, o unas cuantas personas que desahogan sus frustraciones se convierten en un grupo de quejosos constantes, entramos en un territorio que induce más estrés. A continuación, se enumeran algunos de los peligros de quejarse demasiado.
Concéntrese en el problema, no en las posibles soluciones
Aunque quejarse puede ser un medio para generar motivación, mantiene la atención en el problema en lugar de en las posibles soluciones. Si pasas demasiado tiempo quejándote, puedes acabar en un estado de aceptación resignada, de pura rabia o de sensación de estar “estancado”, en lugar de sentirte motivado para cambiar.
Perspectiva pesimista
Las investigaciones demuestran que una actitud optimista tiene muchos beneficios y una actitud pesimista tiene sus inconvenientes. Las actitudes pueden funcionar como los hábitos: nos acostumbramos a pensar de una determinada manera y empezamos a adoptar automáticamente esa perspectiva. Un enfoque habitual en lo negativo puede generar una perspectiva habitualmente pesimista.
Ira que flota libremente
Cuando te concentras en las cosas por las que la gente se queja constantemente, corres el riesgo de enojarte cada vez más. Esta ira puede cobrar vida propia y puedes comenzar a sentirte más enojado por cada vez más cosas. Esta ira puede conducir a problemas de relación y de salud y no es buena para ti.
Grupos negativos
Las quejas pueden ser contagiosas. Lo que puede comenzar como un grupo de personas que se ofrecen mutuamente validación y solidaridad, a veces puede empezar a parecerse a una multitud enfurecida. Si descubre que usted y sus amigos se quejan habitualmente de las mismas cosas y no se sienten mejor después, tal vez sea el momento de buscar nuevos temas de interés.
Drenar a los demás
Si no tienes el apoyo del grupo, esto también puede ser perjudicial. Aquellos que se quejan con frecuencia pueden ser vistos como “vampiros energéticos” por los demás. Ten cuidado de que tus quejas no se vuelvan tan pesadas que abrumen a tu oyente.
Si usted o un ser querido tiene problemas con la ira, comuníquese con la Línea de ayuda nacional de la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias (SAMHSA) al 1-800-662-4357 para obtener información sobre centros de apoyo y tratamiento en su área.
Para obtener más recursos de salud mental, consulte nuestra base de datos de líneas de ayuda nacionales .