El miedo a los ruidos fuertes o ligirofobia

La hija ignora los gritos de la madre

JGI/Jamie Grill/Imágenes Getty


La ligirofobia, a veces conocida como fonofobia, es el miedo a los ruidos fuertes. Este miedo es más común en niños pequeños, pero también puede darse en adultos. Algunas personas solo tienen miedo a los ruidos fuertes muy repentinos, mientras que otras temen a los ruidos constantes. Esto puede afectar su capacidad para sentirse cómodo en entornos sociales que implican estar entre una multitud, como fiestas, conciertos y otros eventos.

En niños pequeños

Los miedos comunes son parte normal del crecimiento y muchos niños pequeños presentan numerosos miedos pasajeros. Los ruidos fuertes, como cualquier estímulo sorprendente, pueden desencadenar reacciones incluso en bebés muy pequeños. Sin embargo, para la mayoría de los niños, estos miedos son leves y pasajeros.

Sin embargo, los niños son tan capaces como los adultos de desarrollar fobias profundas que los acompañan durante toda su infancia. Algunas fobias pueden ser resultado de la genética, mientras que en otras pueden ser resultado de experiencias de vida.

Si el miedo de un niño dura más de seis meses, o si el miedo no se alivia fácilmente, es importante buscar tratamiento de un profesional de salud mental calificado .

En adultos

En los adultos y los niños mayores, el miedo a los ruidos fuertes puede ser vergonzoso en el mejor de los casos y, en el peor, limitante para la vida. Es posible que no se hable de este miedo ni se lo revelen a los amigos, la familia o los médicos.

A los adultos puede resultarles difícil desenvolverse en entornos de oficina ruidosos, conducir en autopistas con mucho tráfico o incluso socializar en restaurantes o bares llenos de gente. A los niños puede resultarles difícil prestar atención en clase, participar en deportes de equipo o pasar tiempo con amigos en entornos ruidosos.

Algunas personas con este miedo tienen especial dificultad para conciliar el sueño , ya que los ruidos externos pueden verse amplificados cuando están acostados en una habitación oscura y silenciosa.

Otros trastornos

Una menor tolerancia al ruido a veces es indicativa de otra afección. La hiperacusia y la misofonía son trastornos fisiológicos que provocan un aumento de la sensibilidad al ruido.

Aunque pueden presentarse por sí solos, estos trastornos a veces están relacionados con afecciones que van desde el trastorno del espectro autista hasta la enfermedad de Ménière. Por este motivo, es importante consultar con su médico de familia.

Una simple fobia al ruido es fácil de tratar, pero si existen trastornos concurrentes, todas las afecciones deben tratarse simultáneamente. Su médico puede trabajar en conjunto con un profesional de la salud mental para tratar adecuadamente sus afecciones.

Tratamiento

El tratamiento puede variar dependiendo de la gravedad de su miedo y del nivel de interacción social en el que pueda participar con éxito por su cuenta.

El tratamiento puede incluir terapia de exposición , que lo colocará en un entorno que invoque su miedo de una manera controlada. La terapia de conversación también puede ser útil, que es el asesoramiento con un profesional de la salud mental sobre los desencadenantes, los miedos y los orígenes de su ansiedad para ayudarlo a ser más racional sobre su miedo a los ruidos fuertes.

Existen numerosas técnicas de autoayuda que pueden incluir relajación muscular , grupos de apoyo e hipnoterapia , así como meditación , diálogo interno positivo y otras formas de mejorar su reacción a los ruidos fuertes.

Otra forma práctica de aliviar el miedo es controlar el nivel de ruido en el espacio inmediato tanto como sea posible. Si informa a los demás de su miedo, es posible que pueda encontrar un punto intermedio que no afecte tanto a los demás como le ayudaría a usted.

5 fuentes
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Por Lisa Fritscher


Lisa Fritscher es una escritora y editora independiente con un profundo interés en las fobias y otros temas de salud mental.

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