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La resiliencia es la capacidad de afrontar los contratiempos y recuperarse de ellos. Las personas que mantienen la calma ante un desastre tienen resiliencia.
Una persona resiliente es aquella que tiene fuertes habilidades de afrontamiento y es capaz de organizar los recursos disponibles, pedir ayuda cuando la necesita y encontrar formas de manejar la situación a la que se enfrenta. Las personas con resiliencia psicológica son capaces de usar sus habilidades y fortalezas para responder a los desafíos de la vida, que pueden incluir aquellos relacionados con:
- Muerte de un ser querido
- Divorcio
- Cuestiones financieras
- Enfermedad
- Pérdida de empleo
- Emergencias médicas
- Desastres naturales
En lugar de caer en la desesperación o esconderse de los problemas mediante estrategias de afrontamiento poco saludables, las personas resilientes enfrentan las dificultades de la vida de frente.
Las personas con resiliencia no experimentan menos angustia, dolor o ansiedad que otras personas, sino que utilizan habilidades de afrontamiento saludables para manejar esas dificultades de maneras que fomentan la fortaleza y el crecimiento, y a menudo emergen más fuertes que antes.
En este artículo se analizan los signos, los tipos y las causas de la resiliencia. También se tratan algunas de las estrategias que las personas pueden utilizar para volverse más resilientes.
Índice
Señales de resiliencia
Las personas resilientes suelen tener una serie de características diferentes que las ayudan a afrontar los desafíos de la vida. Algunos de los signos de resiliencia incluyen:
- Mentalidad de superviviente : cuando las personas son resilientes, se consideran supervivientes. Saben que, incluso cuando las cosas se ponen difíciles, pueden seguir adelante hasta superarlas.
- Regulación emocional eficaz : la resiliencia se caracteriza por la capacidad de gestionar las emociones frente al estrés. Esto no significa que las personas resilientes no experimenten emociones fuertes como la ira, la tristeza o el miedo. Significa que reconocen que esos sentimientos son temporales y que se pueden controlar hasta que pasen.
- Sentirse en control : las personas resilientes tienden a tener un fuerte locus de control interno y sienten que sus acciones pueden influir en la determinación del resultado de los acontecimientos.
- Habilidades para resolver problemas : cuando surgen problemas, las personas resilientes miran la situación racionalmente y tratan de encontrar soluciones que marquen la diferencia.
- Autocompasión : otra señal de resiliencia es mostrar autoaceptación y autocompasión. Las personas resilientes se tratan a sí mismas con amabilidad, especialmente cuando las cosas se ponen difíciles.
- Apoyo social : Tener una red sólida de personas que brindan apoyo es otro signo de resiliencia. Las personas resilientes reconocen la importancia del apoyo y saben cuándo necesitan pedir ayuda.
Resumen
Los signos de resiliencia incluyen la capacidad de regular las emociones, una sensación de confianza y control, habilidades de afrontamiento efectivas y apoyo social cuando sea necesario.
Tipos de resiliencia
La resiliencia representa la capacidad de afrontar los contratiempos de la vida y es una representación general de la adaptabilidad. Sin embargo, también existen diferentes tipos de resiliencia, cada uno de los cuales puede influir en la capacidad de una persona para afrontar diversas formas de estrés .
Resiliencia física
La resiliencia física se refiere a la forma en que el cuerpo enfrenta los cambios y se recupera de las exigencias físicas, las enfermedades y las lesiones. Las investigaciones sugieren que este tipo de resiliencia desempeña un papel importante en la salud. Afecta la forma en que las personas envejecen, así como la forma en que responden y se recuperan del estrés físico y los problemas médicos.
La resiliencia física es algo que las personas pueden mejorar, hasta cierto punto, al adoptar hábitos de vida saludables. Dormir lo suficiente, llevar una dieta nutritiva y hacer ejercicio con regularidad son solo algunas de las formas de fortalecer este tipo de resiliencia.
Resiliencia mental
La resiliencia mental se refiere a la capacidad de una persona para adaptarse al cambio y a la incertidumbre. Las personas que poseen este tipo de resiliencia son flexibles y tranquilas en tiempos de crisis. Utilizan la fuerza mental para resolver problemas, seguir adelante y mantener la esperanza incluso cuando enfrentan contratiempos.
Resiliencia emocional
La resiliencia emocional implica ser capaz de regular las emociones en momentos de estrés. Las personas resilientes son conscientes de sus reacciones emocionales y tienden a estar en contacto con su vida interior. Por ello, también son capaces de calmar su mente y gestionar sus emociones cuando se enfrentan a experiencias negativas.
Este tipo de resiliencia también ayuda a las personas a mantener un sentido de optimismo en tiempos difíciles. Debido a que son emocionalmente resilientes, comprenden que la adversidad y las emociones difíciles no durarán para siempre.
Resiliencia social
La resiliencia social, que también puede denominarse resiliencia comunitaria, implica la capacidad de los grupos para recuperarse de situaciones difíciles. Implica que las personas se relacionen con otras y trabajen juntas para resolver problemas que las afectan tanto a nivel individual como colectivo.
Los aspectos de la resiliencia social incluyen la unión después de los desastres, el apoyo social mutuo, la toma de conciencia de los riesgos que enfrenta la comunidad y la creación de un sentido de comunidad. Estas respuestas pueden ser importantes durante desafíos como los desastres naturales que afectan a las comunidades o a grandes grupos de personas.
¿Cuáles son los cuatro tipos de resiliencia?
La resiliencia puede presentarse de distintas formas. Los cuatro tipos principales de resiliencia son la resiliencia física, la resiliencia mental, la resiliencia emocional y la resiliencia social.
Causas de la resiliencia
Algunas personas son resilientes por naturaleza, con rasgos de personalidad que las ayudan a permanecer imperturbables ante los desafíos. Sin embargo, estos comportamientos no son rasgos innatos que se encuentran solo en unos pocos elegidos. La resiliencia es el resultado de una serie compleja de características internas y externas, que incluyen la genética, la aptitud física, la salud mental y el entorno.
El apoyo social es otra variable fundamental que contribuye a la resiliencia. Las personas mentalmente fuertes suelen contar con el apoyo de familiares y amigos que las ayudan a salir adelante en tiempos difíciles.
Las personas resilientes también tienden a tener características como:
- Ser un buen comunicador
- Tener un locus de control interno
- Tener alta inteligencia emocional y gestionar las emociones de manera efectiva
- Mantener una visión positiva de sí mismos y de sus capacidades.
- Poseer la capacidad de hacer planes realistas y cumplirlos.
- Verse a sí mismos como luchadores en lugar de víctimas de las circunstancias.
Impacto de la resiliencia
La resiliencia es lo que da a las personas la fuerza psicológica para hacer frente al estrés y las dificultades. Es la reserva mental de fuerza a la que las personas pueden recurrir en momentos de necesidad para salir adelante sin desmoronarse. Los psicólogos creen que las personas resilientes son más capaces de afrontar la adversidad y reconstruir sus vidas después de una lucha.
Afrontar cambios o pérdidas es una parte inevitable de la vida. En algún momento, todos experimentamos distintos grados de contratiempos. Algunos de estos desafíos pueden ser relativamente menores (no ingresar a una clase o ser rechazado para un ascenso en el trabajo), mientras que otros son desastrosos a una escala mucho mayor (huracanes y ataques terroristas).
Quienes carecen de resiliencia pueden sentirse abrumados por esas experiencias. Pueden obsesionarse con los problemas y utilizar mecanismos de afrontamiento inútiles para afrontarlos.
La decepción o el fracaso pueden llevarlos a adoptar conductas poco saludables, destructivas o incluso peligrosas. Estas personas tardan más en recuperarse de los reveses y, como resultado, pueden experimentar más angustia psicológica.
La forma en que las personas afrontan estos problemas puede desempeñar un papel importante no sólo en el resultado inmediato sino también en las consecuencias psicológicas a largo plazo.
La resiliencia no elimina el estrés ni borra las dificultades de la vida. Las personas que poseen esta cualidad no ven la vida de color de rosa. Entienden que los contratiempos ocurren y que a veces la vida es dura y dolorosa. Aún experimentan las emociones negativas que surgen después de una tragedia, pero su perspectiva mental les permite superar estos sentimientos y recuperarse.
La resiliencia brinda a las personas la fuerza para enfrentar los problemas, superar la adversidad y seguir adelante con sus vidas. A raíz de traumas a gran escala, como ataques terroristas, desastres naturales y la pandemia de COVID-19, muchas personas demostraron conductas que caracterizan la resiliencia y, como resultado, experimentaron menos síntomas de depresión.
Incluso frente a acontecimientos que parecen absolutamente inimaginables, la resiliencia permite a las personas reunir la fuerza no sólo para sobrevivir sino para prosperar.
Cómo volverse más resiliente
Afortunadamente, la resiliencia es algo que las personas pueden desarrollar por sí mismas. Los padres también pueden ayudar a sus hijos a ser resilientes. Existen pasos específicos que pueden conducir a una mayor resiliencia.
Reformular los pensamientos negativos
Las personas resilientes son capaces de analizar las situaciones negativas de manera realista, pero sin centrarse en culpar a los demás ni en preocuparse por lo que no se puede cambiar. En lugar de ver la adversidad como algo insuperable, reformula los pensamientos para buscar pequeñas formas de abordar el problema y hacer cambios que ayuden.
Centrarse en las cosas positivas que puedes hacer es una excelente manera de salir de una mentalidad negativa.
Este enfoque también se puede utilizar para ayudar a los niños a aprender a afrontar mejor los desafíos. Anímelos a pensar en los desafíos de maneras más positivas y esperanzadoras. De esta manera, en lugar de quedarse atrapados en un círculo vicioso de emociones negativas, el niño puede aprender a ver estos eventos como oportunidades para desafiarse a sí mismo y desarrollar nuevas habilidades.
Busque apoyo
Hablar de las dificultades de la vida no hace que desaparezcan, pero compartirlas con un amigo o un ser querido que brinde apoyo puede hacer que las personas sientan que tienen a alguien de su lado. Eso puede ayudar al desarrollo de la resiliencia. Hablar de las cosas con otras personas también puede ayudar a las personas a comprender mejor los desafíos que enfrentan o incluso a encontrar nuevas ideas para manejarlos.
Para ayudar a un niño a desarrollar una red de apoyo, los adultos deben intentar modelar buenas habilidades sociales como compartir sentimientos, ser empático, cooperar y ayudar a los demás y expresar gratitud , y recordar reforzar el buen comportamiento del niño.
Centrarse en lo que está bajo control
Cuando nos enfrentamos a una crisis o a un problema, es fácil sentirse abrumado por cosas que parecen estar más allá de nuestro control. En lugar de desear que hubiera alguna manera de volver atrás en el tiempo o cambiar las cosas, puede ser útil tratar de concentrarse en lo que podemos influir directamente. Los adultos también pueden alentar a los niños a desarrollar esta habilidad hablando sobre su situación y ayudándolos a hacer un plan sobre cómo pueden reaccionar.
Incluso cuando la situación parece desesperada, tomar medidas realistas puede ayudar a mejorarla. No importa cuán pequeñas sean estas medidas, pueden mejorar su sensación de control y resiliencia.
Manejar el estrés
Desarrollar hábitos saludables para el manejo del estrés es una forma eficaz de aumentar la resiliencia general. Estos hábitos pueden incluir conductas que favorezcan la salud general, como dormir lo suficiente y hacer ejercicio, así como acciones específicas que se pueden tomar durante momentos de estrés, como:
- Reestructuración cognitiva
- Ejercicios de respiración diafragmática
- Escritura expresiva
- Técnicas de biorretroalimentación
- Comunicación eficaz
- Estrategias de resolución de problemas
- Relajación muscular progresiva
Con algo de práctica, tanto los adultos como los niños pueden aprender y dominar estas habilidades. Con el tiempo, tienden a sentirse preparados para enfrentar situaciones estresantes y lo suficientemente resistentes como para recuperarse rápidamente. Para quienes tienen dificultades para mantener los niveles de estrés bajo control, puede ser útil considerar la posibilidad de solicitar el apoyo de un terapeuta cognitivo .
Resumen
Si bien algunas personas tienden a ser más resilientes por naturaleza, también es una habilidad que se puede fortalecer. Ver las situaciones de manera más positiva, obtener el apoyo de los demás y concentrarse en lo que se puede controlar son estrategias útiles. Las buenas habilidades para el manejo del estrés también pueden fomentar una mayor resiliencia.
Una palabra de Verywell
Si bien los hallazgos anteriores sugirieron que la mayoría de las personas tienden a ser resilientes, un estudio de 2016 encontró que la resiliencia frente a eventos como la muerte de un cónyuge, el divorcio y el desempleo es menos común de lo que se creía anteriormente. Estos hallazgos indican una necesidad de intervenciones y apoyo después de eventos vitales estresantes o traumáticos.
Si tiene dificultades para afrontar los desafíos, no tema hablar con su proveedor de atención médica o con un profesional de la salud mental. Incluso las personas resilientes necesitan ayuda y parte de ser resiliente es saber cuándo pedir apoyo y asistencia.
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